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EL MINUTERO

Superiberia

Andrés Timoteo
Columnista

DÍA 73: UNIVERSIDAD TELEMÁTICA 
Una parte del incipiente contexto en el que vivirá la gente tras el encierro es la nueva forma de educación escolar. El virus de la gripe Covid-19 obligó a cambiar casi de tajo -porque tampoco es algo nuevo- la manera de la formación académica presencial que ahora será ‘on line’ usando los instrumentos tecnológicos para la comunicación entre profesores y alumnos. La web, pues, sustituirá a las aulas. Ojo, que no a los maestros.
El concepto de escuela y particularmente de universidad se transformará. Las clases presenciales serán algo extraordinario y lo común será la conexión virtual a través de las distintas aplicaciones que permita la interacción de grupos grandes en una transmisión en directo. Esto ya era utilizado por diferentes universidades que ofrecían seminarios, diplomados y másteres en línea, pero ahora se generalizará.
El mundo ya entró a una fase en la que la enseñanza virtual hará que los mesabancos, el pizarrón, el compañero a un lado y el profesor al frente poco a poco se instalen en la nostalgia. ¿Será un rito que la pandemia se llevará? No se sabe, hay quienes defienden la enseñanza presencial y la interacción física entre alumnos y con el maestro, pero el entorno apunta hacia lo virtual, al menos en el corto plazo.
 Por lo pronto, ya ese tenor alcanzó a millones de estudiantes y mentores tanto universitarios como de bachillerato, secundaria y primaria que tuvieron que echar mano de la web para completar el ciclo escolara desde casa, los de México incluidos. En el caso de las instituciones de educación superior ya en casi todo el mundo se dio por anulado, que no nulo, el semestre vigente.
La mayoría de los países europeos han optado por concluir el presente semestre en línea y que los estudiantes no regresen a las aulas universitarias hasta otoño. Francia y España lo harán a finales de septiembre, Italia en octubre y Alemania en noviembre Los ministerios de Educación europeos son concordantes: no se quiere tentar a la suerte epidémica con el retorno de millones de jóvenes a los salones de clases que se podrían convertir en focos de contagio del Coronavirus.
El retorno será, obviamente, con una serie de restricciones puntuales: obligatorio uso de cubrebocas y guantes, gel desinfectante, la mitad de alumnos por aula y sobre todo la abstención de todo intercambio o contacto físico pues las tareas serán digitales, los exámenes también y las exposiciones grupales serían en casos extraordinarios.
Hay, sin embargo, instituciones que de plano ya dieron por cancelados tanto el ciclo escolar 2010-2020 como el 2020-2021 de forma presencial como las de Cambridge y Manchester en Reino Unido que no volverán a clases ‘in situ’sino hasta el 2021. La primera anunció que todo el próximo periodo lectivo -de este septiembre a septiembre del 2021- se cursará en línea. No habrá una sola clase presencial.
 Por su lado, la Universidad de Manchester impartirá el primer semestre del ciclo2020-2021 de forma virtual y está por decidir si el segundo semestre, a partir de febrero, convoca a los estudiantes a las instalaciones físicas. Por su parte, la Universidad de Bérgamo, al norte de Italia, la región más castigada por la epidemia, de plano canceló toda estancia física de maestros y alumnos en sus instalaciones en lo que resta del año. Recomenzará el nuevo ciclo escolar hasta febrero del 2021.
Lo anterior es señal de que la pandemia del Covid-19 va para largo y hay temor de una segunda y tercera oleada de contagios. De ahí la decisión de evitar que las universidades se conviertan en sitios de infección masiva. No obstante, también hay países donde ya reanudaron clases universitarias presenciales como Islandia que desde abril no registra un solo muerto por Coronavirus y el 4 de mayo abrió sus campus al regreso estudiantil.
Dinamarca y Finlandia se aprestan a hacerlo en estas semanas. El parámetro utilizado para tal decisión son las estadísticas de contagiados y fallecidos que han disminuido marcadamente. Finlandia acumula 6 mil 580 enfermos y 307 muertos durante los tres meses de emergencia pandémica mientras que Dinamarca suma 11 mil 500 contagiados y 562 fallecidos. El ritmo de decesos por día prácticamente disminuyó a cero.
En fin, la universidad telemática ya es una realidad ineludible y así como en Europa se ha decidido por la enseñanza virtual el resto del mundo lo deberá adoptar en su momento, sobre todo aquellos países donde apenas crece la curva de la pandemia. México tendría su peor etapa de contagios y fallecidos en los meses siguientes, prácticamente en verano y en los albores del nuevo ciclo escolar, lo que obligará a replantear fechas, clases e interacciones en las universidades.
Allí se debe ser cuidadoso de no obligar a las universidades públicas y privadas un regreso forzado para acomodarse al discurso presidencial de la falsa “vuelta a la nueva normalidad”.
De hacerlo sin las condiciones sanitarias suficientes harán que las facultades se vuelvan templos del contagio y contribuyan a que el país sea aún más castigado por la pandemia.
 Por lo pronto, como ya se informó desde la semana pasada, la Universidad Veracruzana que es la institución de educación superior más grande de la entidad, informó que no habrá retorno a las clases presenciales a partir de junio como pretende el gobierno federal y el semestre se concluirá de forma virtual.
La UV deberá sopesar si el ciclo escolar 2020-2021 lo realiza de forma virtual ya que la fecha tradicional de septiembre llegará cuando el virus todavía esté zarandeando a todos. Salvo que se encuentre una vacuna o un medicamento a tiempo contra el Covid-19, todo indica que la enseñanza web será el camino obligatorio.
¿SÓLO MATA A LOS VIEJOS?
A propósito de vacunas y jóvenes: en los barrios de Allentown, Pensilvania, corrió el llamado en las redes sociales. “Protejámonos del Coronavirus fabricando nuestra propia vacuna: los anticuerpos. El gobierno y los científicos no pueden (darnos la vacuna), ¡hagámosla nosotros!”. Era la invitación a una “Fiesta Covid” para que los asistentes se contagiaran en masa y así desarrollaran anticuerpos que los inmunizara del Coronavirus. Luke, de 17 años, creyó la teoría de la inmunización gregaria o de rebaño y acudió con otros seis amigos, compañeros del High School. Bailaron, cantaron, tomaron y convivieron con los demás asistentes. El DJ contratado los azuzaba para hacer rondas de besos entre todos, conocidos y desconocidos, a fin de acelerar la transmisión del virus. “Se enfermarán, pero como son jóvenes superarán el Coronavirus y estarán vacunados, esto solo les pega feo a los viejos, solo ellos se mueren. Inmunicémonos en conjunto, como en Suecia”, decía al micrófono. Y todos obedecieron el bulo.
De los 30 asistentes, 25 cayeron enfermos casi de inmediato y cuatro fallecieron en menos de una semana. Tenían entre 16 y 22 años, sin patologías crónicas ni sistema inmunológico deprimido. El virus se los llevó a pesar de ser jóvenes. Luke sobrevivió, pero con daños pulmonares permanentes. En Allentown se silenció esta tragedia porque está ocurrió días antes del 12 de mayo cuando el presidente Donald Trump encabezó un mitin en la ciudad.
 Allí, el mandatario exigió la reanudación de las actividades económicas y terminar con las restricciones sanitarias. Fue respaldado por un grupo de ciudadanos que también pedía levantar el confinamiento. Pensilvania forma parte del corredor conservador de Estados Unidos donde Trump mantiene bases de apoyo muy fuertes y feroces, y que comparten sus ideas negacionistas sobre la pandemia. Entonces, los jóvenes muertos por la “Fiesta Covid” eran una mala propaganda que no podía trascender mediáticamente.
 Las “Fiestas Covid” ya se realizan en México entre aquellos “cerebritos de ostión” que creen las engañifas de que el virus no los matará. Algunos sociólogos indica que este tipo de reuniones para contagiarse adrede es el ‘ultimo grito de la moda suicida’, los dos retos anteriores son el famoso “Rompecráneos” y el “Trainsurfing”. El primero es meter una zancadilla a una persona que salta para que caída de espaldas y azote la cabeza contra el suelo.
 El ‘Trainsurfing’ consiste en montarse sobre los vagones de un tren en movimiento para caminar, bailar, correr y hasta patinar sobre sus techos. De este tamaño es la desocupación juvenil, imitar por ocio lo que ya miles de personas migrantes lo hacen en México, montar a “La Bestia” en movimiento, aunque ellos lo practican por necesidad. Ambos retos han dejado decenas de muertos, fracturados y mutilados. Ahora las “Fiestas Covid” son el nuevo desafío mortal.

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