Andrés Timoteo
Columnista
DÍA 35: LA HORA DEL “NO”
En términos mediáticos y cifras sobrecogedoras -que no rigurosamente en promedios estadísticos- Estados Unidos ya es el epicentro de la pandemia por el Covid-19 al acumular 668 mil infectados y 34 mil 200 fallecidos. Tan solo del 14 al 15 de abril perecieron 2 mil 600, número que no ha alcanzado ninguna de las naciones azotadas. Ya superó en muertes y contagios a Italia, España, Francia y Reino Unido.
La Unión Americana rebasó a todos los países europeos que tenían las tasas más altas de la plaga y en el mundo acapara el 24 por ciento de los 142 mil muertos y el 31.2 por ciento de los infectados que son 2 millones 135 mil personas. Así, la potencia vecina de México se desborda en infectados y muertos.
Cosa curiosa, ¿por qué el vecino más endeble no ha alcanzado cifras tan elevadas? No es difícil deducirlo, la ola apenas se dirige y además las cifras se maquillan. Cuando pase este primer guadañazo -porque los científicos pronostican varios rebrotes de la pandemia-, este asunto deberá ser documentado por los académicos e investigado por las autoridades judiciales porque al parecer lo que se hace raya en lo criminal.
Y aquí hay un punto de inflexión que implica a la ciudadanía. La gente debe tener claras dos cosas: el gobierno NO dice la verdad y está rebasado. NO hay que esperarlo porque la espera significa riesgo de muerte. NO hay que creerle porque minimiza a conveniencia los datos, disfraza el peligro y engaña con la estrategia sanitaria.
La mayoría de los muertos por el Covid-19 se clasifica como “neumonías atípicas”, la inversión en la compra de respiradores mecánicos, mascarillas, guantes y demás equipo de protección es poco creíble -por no decir que es falacia – y los apoyos al andamiaje empresarial, grande o pequeño, es inexistente. Entonces, la ciudadanía enfrentará a su suerte la etapa más mortífera de la infección y sus secuelas económicas. NO tiene el respaldo de su gobierno, ni el federal ni -en muchos casos- de los estatales.
Un ejemplo que ilustra lo anterior es lo que sucedió con la ayuda en especie donada por diversas empresas -entre ellas Tubos de Acero de México (Tamsa)- para el personal de los hospitales de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río por un monto de 24 millones de pesos, pero que el gobierno estatal ordenó retenerla en almacenes y NO distribuirla hasta que se declare la Fase 3, según lo dicho por el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, en una descarada confesión del abuso.
Es decir, mientras médicos y enfermeras tienen que salir a la calle para exigir equipo de protección porque se están enfermando, el gobierno retiene los insumos que pueden hacer la diferencia entre la vida y la muerte de los que lidian con pacientes del Coronavirus. No hay lógica cuando lo urgente es proteger a esos héroes que batallan contra la pandemia. En medio de las dudas corre una versión perversa sobre la tentación para usar partidistamente los donativos de la iniciativa privada.
Corre la especie que desde la Secretaría de Gobierno ordenaron empaquetar en cajas con el logo gubernamental y los colores de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) las mascarillas, guantes, trajes, lentes y demás insumos. Peor aún, la distribución NO se hará en base a la necesidad prioritaria del personal médico, sino que se procurarán los nosocomios ubicados en municipios gobernados por el morenismo.
Más detestable es la versión de que este material NO será repartido en su totalidad a los trabajadores del sector salud, sino que se dividirá para regalar una parte a la población por los operadores de Morena. “Están asustados por el descalabro de las encuestas y están dispuestos a todo, incluyendo a tomar lo ajeno y aprovechar la tragedia para detener el repudio (popular)”, confió a este espacio un empleado de dicha secretaría.
Ojalá sea mentira, pero dada la actuación todo indica que es verdad y que el gobierno cuitlahuista ya decidió darle uso partidista a todo lo que haga en la pandemia, así sea apropiándose de recursos que no salen de las arcas oficiales. Por eso mismo, se repite que la gente NO debe confiarse. Los empresarios y todas las personas que decidan donar algo para el personal médico NO lo entreguen al gobierno estatal.
MOMENTO DE IRRUMPIR
Ha llegado el momento que los ciudadanos irrumpan en el escenario y se hagan cargo ante el vacío gubernamental. Los donantes de material de protección e insumos al sector salud -empresarios o ciudadanos a título personal- deben buscar a las asociaciones de médicos, enfermeras o incluso a los sindicatos para dar el aporte. NO ponerlo en manos de los cuitlahuistas porque NO llegará a quienes lo necesitan, sino que terminará como dádivas a repartir por los operadores partidistas.
Es la hora de que la ciudadanía se organice y saque a flote la solidaridad vecinal, que haga CoMUnidad, unidad común. En Europa, los hoteleros han ofrecido sus cuartos para hospedar a personal sanitario y de seguridad pública para evitar que regresen a pernoctar en sus hogares con el riesgo de infectar a sus familias. Eso puede replicarse en Veracruz, es momento de que los empresarios hoteleros muestren su buena voluntad, ahora que se cayó la ocupación y los inmuebles están vacíos.
Los taxistas que transporten a estos empleados con cobro mínimo -el ayuntamiento de Veracruz ya se adelantó en una medida parecida al absorber el costo de pasaje para los médicos y enfermeros -. Los vecinos deben organizarse para ayudar a los héroes de esta guerra: cuidar a niños de enfermeras y enfermeros, cocinarles ahora que hay tiempo libre, hacerles las compras físicamente o por internet para facilitarles la despensa.
Hay mucha gente que no puede encerrarse en su casa por la falta de dinero para subsistir, entonces hay ayudarla y la solidaridad vecinal es la clave. Por calles, barrios y colonias indagar sobre los necesitados y hacer cooperación para allegarles víveres a fin de que se mantengan resguardados del virus, sobre todo las personas mayores. NO es utopía, es irrupción ciudadana y los mexicanos -y veracruzanos- ya la han practicado tras los terremotos e inundaciones. NO es algo nuevo. Se insiste, la tragedia apenas comienza y al NO contar con los gobernantes, es el momento de que los ciudadanos se salven entre ellos y procuren a los que en los hospitales y clínicas arriesgan sus vidas para salvar las de todos. NO es tiempo de mezquindad.