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El legendario GT-40 que marcó un antes y un después en la historia del automovilismo.

Superiberia

Agencia

Internacional.- En el mundo del automovilismo, pocos vehículos han dejado una huella tan profunda como el Ford GT40. Este auto deportivo no solo se convirtió en un símbolo de la ingeniería y la velocidad, sino que también fue el protagonista de una de las rivalidades más intensas en la historia de las carreras: la competencia entre Ford y Ferrari en las 24 Horas de Le Mans.

El Ford GT40 nació de una ambición clara: derrotar a Ferrari en Le Mans, la carrera de resistencia más prestigiosa del mundo. En la década de 1960, Ferrari dominaba la competencia, ganando seis veces consecutivas entre 1960 y 1965. Sin embargo, el panorama cambió dramáticamente cuando Henry Ford II decidió vengarse de Enzo Ferrari tras el fracaso de una adquisición fallida de la marca italiana. Ford no solo buscaba ganar, sino que quería hacerlo de manera contundente.

El resultado fue el Ford GT40, un auto diseñado con la única misión de vencer a Ferrari. Tras algunos contratiempos iniciales en 1964 y 1965, Ford perfeccionó el GT40, que alcanzó su gloria máxima en 1966. En esa edición de Le Mans, el Ford GT40 no solo ganó, sino que ocupó los tres primeros lugares, dejando a Ferrari sin respuestas. Este triunfo no fue un evento aislado, ya que el GT40 continuó ganando Le Mans en 1967, 1968 y 1969, cimentando su lugar en la historia como uno de los coches más exitosos en la carrera.

El GT40 se destacó por su innovador diseño aerodinámico, su motor V8 de 7 litros y su capacidad para mantener altas velocidades durante periodos prolongados, características fundamentales para la exigente pista de Le Mans. Su éxito en la competencia no solo redefinió la forma en que se diseñaban los autos de carrera, sino que también consolidó a Ford como una fuerza dominante en el automovilismo mundial.

CHoy en día, el Ford GT40 es mucho más que un coche de carreras; es un ícono cultural, símbolo de perseverancia y la manifestación de la ambición y el ingenio humano. Su legado sigue vivo, no solo en la pista, sino también en los corazones de los entusiastas del automovilismo que recuerdan con admiración la época en que Ford conquistó Le Mans, cambiando para siempre el rumbo de la historia del automovilismo.

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