México.- El ganador del Premio Nacional de la Juventud 2015 y director de la Academia de Música Benning, Tito Quiroz Angulo, destacó que él no tenía conocimiento de que estaba nominado a este galardón, por lo que le resultó una grata sorpresa.
Entrevistado en el espacio informativo “Fórmula de Fin de Semana”, aseveró que está muy contento de haber recibido este reconocimiento, lo que fue posible gracias a la administración de la academia que dirige, con sede en la ciudad de Ensenada, Baja California por su labor en los tutelares para menores.
Las alegres notas que fluían de aquel violín lo cautivaron. Contaba con tan sólo ocho años de edad cuando la música invadió su corazón con la tradicional canción de “La cucaracha”; no fueron los acordes de los grandes de la música clásica lo que lo atrajo, sino la música en su expresión más pura.
En aquel entonces radicaba con sus padres, los cuales eran misioneros en un orfanato en Vicente Guerrero, donde en un principio se le negó la posibilidad de estudiar música por su corta edad.
La perseverancia e insistencia ante su deseo de aprender lo llevó a conocer a quien sería su maestra y mentora de vida en el camino de la música y de quien ahora lleva el nombre su academia de música, Nancy Benning.
Fue así como, Tito Quiroz Angulo, ahora abogado de profesión, comenzó su camino en la música, el cual dio un giro de manera radical cuando regresó a Ensenada.
LOS RETOS DE LA VIDA
Las circunstancias de la vida lo pusieron muchas veces a prueba. La enfermedad de su padre, un cáncer terminal, hizo que buscara la manera de sostenerse en la calle, entre bolear zapatos, lavar carros y tocar el violín en los restaurantes del puerto, para juntar dinero para la medicina que necesitaba su papá.
Recibió el apoyo de muchos y enfrentó la inevitable muerte de su padre. Ante esto, sintió la necesidad de regresar un poco de lo que recibió a través de la música. Porque la música, comenta, debe ser un derecho social.
“A través del sufrimiento pude encontrar una diferencia radical que cambiara mi vida y la vida de los demás”, mencionó.
Estableció la academia Benning como una asociación civil que busca llevar con la música un mensaje especial a todos aquellos que se encuentren en desventaja. En los cinco años que tiene desde su fundación, más de 600 alumnos han formado parte del proyecto.
EL TRAYECTO
Como primer acercamiento, Tito acudió a la casa del Anciano, donde pudo observar cómo la música transforma vidas.
“El contacto con los abuelitos fue increíble, ver la reacción cuando escucharon la música, muchos de ellos que carecían de extremidades no dudaron en tratar de moverse, bailar y sentir”, destacó.
Hoy en día Tito comparte su tiempo y enseñanza, sin retribuciones económicas, a centros de rehabilitación, orfanatos, asilos de ancianos, pero en un lugar ha visto consolidado su trabajo, el Centro de diagnóstico para adolescentes (CDA), mejor conocido como “tutelar de menores”, donde desarrolla el programa “Juventud en ritmo”.