Alrededor de las 2:30 de la mañana de ayer, Andrés Manuel López Obrador sufría un ataque al miocardio. Desde muy temprano salió el rumor de su hospitalización, casi al mediodía se confirmó. Nada grave, hoy se encuentra estable y recuperándose de la cirugía que le fue practicada. Ironías de la vida, pues apenas el domingo llamó a una movilización pacífica “dentro de un marco de desobediencia civil”, cuando inicie la discusión de la propuesta de reforma energética que ya levantó al PRD de la mesa de acuerdos en el Congreso.
Para el mediodía, los médicos que atendieron a AMLO en el Hospital Médica Sur, ofrecían una conferencia, también los legisladores del PRD salían a Paseo de la Reforma. Del Hemiciclo a Juárez a las inmediaciones del llamado “Edifico Inteligente”, marchaban cargando más de un millón 200 mil firmas que solicitan una consulta pública sobre la reforma energética y con la que esperan ganar tiempo para darle a este asunto el tiempo necesario para su discusión.
Minutos después de la conferencia en Médica Sur, Jesús Zambrano me decía en Cadenatres Noticias que ellos -los perredistas- están fuera del Pacto por México, sin puerta para un regreso o al menos, no una que ellos estén esperando. Hasta me compartió las coincidencias que al respecto de la energética tiene con Diego Fernández de Cevallos, según lo que publicó el líder moral panista en un texto publicado en Milenio hace un par de días.
Eso afuera, porque dentro del Senado los legisladores del PRI y Acción Nacional discutían el dictamen de las reformas político-electoral. De igual forma, al tiempo en que nos enterábamos de viva voz de los médicos sobre los detalles del infarto que sufrió Andrés Manuel, se daba la primera lectura del dictamen, esperando la segunda que concluiría en su aprobación. Vaya martes. Todo ocurría en torno a las reformas y al trabajo legislativo.
Y sí, inevitablemente el estado de salud de Andrés Manuel López Obrador tiene incidencia sobre la coyuntura de los próximos días. Y es que ayer mismo, mientras los médicos que lo atendieron en el Médica Sur daban parte de su condición, el hijo del líder de Morena instaba a no mover la intención de cerco en el Senado, a seguir con las movilizaciones. Vaya oportunismo, hay mejores vías para las convocatorias.
Pero más aún, la afección por la que fue atendido AMLO disminuirá su ritmo de trabajo. Y entonces, ¿quién encabezará las movilizaciones? Éste sin duda era el momento para Andrés Manuel López Obrador, todo lo que haría en próximos días iría en beneficio de su movimiento, el que está en busca de lograr el registro como partido político.
Pero sin duda, quienes se deberán obligar a aprovechar el momento, son los perredistas. La discusión de la reforma energética es inevitable, pero las movilizaciones que se tienen planeadas -muchas de ellas gracias a AMLO- requieren de un líder que dé la cara por ellas.
Y es que tanto para ellos -los perredistas- como para el mismo Andrés Manuel, el resultado de sus movilizaciones definirá, no sólo el rumbo de la energética, sino los suyos. Y sin AMLO en el reflector, el peso cae todo sobre sus
hombros.