Se llaman Pepe, Héctor y Rafael, son los tres niños, casi adolescentes, de entre 12 y 14 años de edad, ganadores del segundo lugar en el International Air and Space Program (IASP) 2013 de la NASA. Son mexicanos y compitieron con su robot llamado Hubble M-3, creado con el fin de auxiliar para la misión de colonizar el planeta rojo, Marte.
Me lo mostraron ayer en la Segunda Emisión de Cadenatres Noticias. Lo vi en acción. Un trabajo de más de 100 horas, les rindió tal fruto que pusieron muy en alto el nombre de nuestro país. Esta pieza, está fabricada a escala 1/20 del tamaño de los dispositivos que la NASA envía al espacio, como el Curiosity -primo hermano de Hubble M-3, según me decían los niños- y que actualmente se encuentra en aquél, el planeta vecino.
Sonará a lugar común, pero lo cierto es que este tipo de noticias son las que hacen que las esperanzas que tenemos a futuro se concentren todas en estos jóvenes dedicados a la creación, investigación y divulgación del conocimiento. Esto sobresale más, porque sabemos que nuestro país no se conoce por dedicar grandes recursos al rubro de ciencia y tecnología.
Apenas para 2014, ahora que se aprobó el presupuesto de egresos, para esta área quedaron destinados 81 mil 810 millones de pesos. 12% más de lo que se tuvo este año, pero sigue siendo poco. Por eso es tan admirable que mexicanos destaquen en esta área y que sean reconocidos a nivel mundial, aunque también por el poco apoyo, se entiende que muchas veces, se van a otros países buscando apoyo para sus investigaciones.
Destaca, por supuesto, el incremento en el presupuesto que promovió el gobierno federal, cuyo plan es que 1% del PIB represente el gasto en ciencia y tecnología. Lo cual sería el mayor crecimiento que se tenga al respecto, pues este año, los recursos destinados nada más al Conacyt -donde se concentra la mayor parte del gasto de esta área- apenas representaron 0.19% del Producto Interno Bruto; en 2012, se tuvo 0.14%. En términos generales, en el sexenio de Felipe Calderón, los recursos destinados en ciencia, tecnología e innovación, tuvieron un ligero incremento, comenzando en 0.38% con respecto al PIB y terminando en 2012 en 0.43 por ciento.
La meta que espera alcanzar el sexenio de Enrique Peña Nieto -ese 1% del PIB- es sin duda uno de los planes que más destacan en el ámbito educativo. Es poco, claro, si lo comparamos con los países pioneros en este rubro. Pero deberá ser el inicio de un plan que asegure que año con año el incremento en el gasto destinado para esta área vaya a la par de los resultados que se tengan.
Pepe, Héctor y Rafael -y seguramente muchos más aún en el anonimato- son la prueba fehaciente de que nuestro país es la casa de talento que espera por el apoyo suficiente para que vayan siendo más los reconocimientos y, sobre todo, el desarrollo que se tenga en áreas tan importantes como la ciencia y la tecnología.