Tristan Harris está convencido de que Facebook, Google, Twitter y el resto de plataformas sociales están diseñadas para persuadir al usuario hacia sus propios objetivos en lugar de intentar que el mundo sea un lugar mejor y las personas se acerquen a sus objetivos vitales.
Harris alerta: “Lo que nos estamos haciendo es invisible. Pero es como una crisis de salud pública. Como los cigarrillos, excepto porque se nos brindan tantos beneficios que la gente no puede ver y admitir la erosión del pensamiento humano que está ocurriendo al mismo tiempo”.
Defiende que, dado que los modelos de negocio de las empresas de tecnología dependen en gran medida de los ingresos por publicidad, su mayor interés no es instarnos a cerrar las redes sociales y salir con amigos. No está diciendo que Facebook (o cualquiera de sus semejantes) sea malo, ni que debamos dejar de usar nuestros teléfonos inteligentes. Pero después de pasar años dentro de la industria tecnológica (se unió a Google en 2011 cuando compró la start-up que él cofundó, una compañía de búsqueda en páginas web llamada Apture), sostiene que son las máquinas de persuasión social más poderosas jamás construidas, y está preocupado acerca de cómo las estamos utilizando. O, para ser más exactos, de cómo nos están utilizando.
Es una preocupación cada vez más real. Pese a todas las grandes cosas que la tecnología móvil permite, un creciente campo de investigación sugiere que el uso de redes sociales como Facebook, Instagram, Snapchat y Twitter puede tener consecuencias negativas, como aumentar las posibilidades de depresión o aislamiento social. De hecho, simplemente el hecho de tener su teléfono alrededor podría reducir su capacidad cognitiva.
FUENTE: MIT TECHNOLOGY REVIEW (ESPAÑOL)