Un exhaustivo análisis del genoma del Hombre de Hielo, conocido como “Ötzi”, una momia congelada que fue encontrada en un glaciar alpino hace cinco mil años, ha arrojado interesantes detalles sobre su apariencia física en vida. Contrario a las reconstrucciones anteriores, que lo representaban como un individuo de piel clara, ojos claros y cabello abundante, se ha descubierto que en realidad tenía la piel y los ojos oscuros, además de ser calvo.
El investigador Johannes Krause del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania), explicó que el análisis del genoma reveló características fenotípicas sorprendentes: “una elevada pigmentación de la piel, ojos oscuros y calvicie de patrón masculino, que contrastan fuertemente con las reconstrucciones anteriores”. Aunque la momia en sí misma es oscura y carece de pelo.
Los resultados, publicados en Cell Genomics, sugieren que la apariencia del Hombre de Hielo en vida se asemejaba más a la representación actual de su momia. El análisis genómico, más completo y de mayor calidad, también revela que Ötzi tenía una ascendencia inusualmente alta de agricultores de la Anatolia temprana, superando a cualquier otra población contemporánea conocida en Europa del IV milenio antes de Cristo (a.C.).
Este hallazgo sugiere que Ötzi pertenecía a una población alpina bastante aislada, con un flujo genético limitado proveniente de grupos de cazadores-recolectores.
El Hombre de Hielo del Tirol es una de las momias de hielo mejor conservadas y la más antigua. A lo largo de los años, los investigadores han llevado a cabo numerosos estudios para desentrañar su identidad, incluyendo análisis de su composición genómica y ancestral. Un estudio anterior realizado en 2012 proporcionó información significativa, aunque se vio afectado por la contaminación del ADN humano contemporáneo.