Recientemente, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que podría restringir significativamente la operación de TikTok en el país. Este proyecto de ley, que pasó con una mayoría abrumadora de 360 votos a favor y 58 en contra, exige que ByteDance, el propietario chino de TikTok, venda su participación en la aplicación dentro de un año o enfrentará la prohibición de la plataforma en Estados Unidos. La propuesta ha avanzado al Senado y podría ser votada en los próximos días. El presidente Joe Biden, hablando en TikTok, ha afirmado que firmaría la ley si llega a su despacho.
Este movimiento legislativo ha provocado un intenso debate sobre la libertad de expresión y la seguridad nacional. Mientras muchos legisladores, tanto republicanos como demócratas, junto con la administración Biden, sostienen que TikTok representa un riesgo de seguridad nacional —citando la posibilidad de que China obligue a la compañía a compartir los datos de sus 170 millones de usuarios estadounidenses—, TikTok y varios defensores de la libertad de expresión se oponen firmemente a la ley.
TikTok ha expresado su descontento, calificando la medida de la Cámara de utilizar “la cobertura de una importante ayuda exterior y humanitaria para aprobar una vez más un proyecto de ley de prohibición que pisotearía los derechos de libertad de expresión de 170 millones de estadounidenses.” La compañía también ha reiterado su compromiso de nunca haber compartido datos estadounidenses y su intención de no hacerlo en el futuro.
Además, organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) han criticado el proyecto de ley por motivos de libertad de expresión. Algunos demócratas han expresado su preocupación por las implicaciones en la libertad de expresión y han sugerido en su lugar la implementación de legislaciones más estrictas en cuanto a la privacidad de los datos.
Este conflicto destaca la tensión creciente entre la seguridad nacional y la libertad de expresión en la era digital, un dilema que Estados Unidos y otros países continuarán enfrentando a medida que la tecnología evoluciona y se entrelaza más con la vida cotidiana y la infraestructura crítica.