Se veía venir. Después de un sucio arranque de campaña electoral en Italia, con insultos del tipo “los inmigrantes ponen en peligro la raza blanca”, como dijo un candidato de la Liga Norte, la pólvora iba a estallar en cualquier momento.
El 3 de febrero, un mes antes de las elecciones del próximo 4 de marzo, Luca Traini arrancó su Alfa Romeo, lo estacionó en el centro de Macerata, abrió la ventanilla y empezó a disparar contra un grupo de negros que paseaba por el centro de esa pequeña ciudad del centro de Italia. Seis de ellos resultaron heridos. Hasta aquí, el suceso podría enmarcarse en otro grave ataque xenófobo, cada vez más frecuentes en Europa; pero lo que sucedió a continuación debió helar la sangre a muchos italianos: el autor del crimen, de tan solo 26 años, esperó a que lo apresaran los agentes de la policía y, cuando se acercaban, gritó “Viva Italia” y les hizo el saludo fascista.