Se aproxima una lucha campal de organizaciones obreras en pos del control político, las millonarias cuotas de los trabajadores y las tomas de nota de los sindicatos en las empresas.
En el epicentro gremios vinculados al PRI, los afines a la UNT (Unión Nacional de Trabajadores), al FAT (Frente Único del Trabajo), otros independientes y los afines a Morena: CATEM y de la industria minera.
Hay tres eventos relevantes que van a cambiar la vida sindical de México para siempre, y no necesariamente para bien: de entrada, la firma del Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo.
Pero también los compromisos laborales de México con Estados Unidos y Canadá en el T-MEC y las reformas a la Ley Federal del Trabajo que discutirán los diputados desde hoy que arranca el nuevo periodo.
El primer round se dio en Matamoros: más de 40 maquiladoras estallaron la huelga y 14 regresaron a trabajar tras recibir un aumento del 20 por ciento y un bono anual de 32 mil pesos, pagadero a partir de este día.
Detrás de este movimiento, que ya alcanzó también a la embotelladora Arca de la Coca-Cola, estuvo Juan Luis Zúñiga, un operador sindical del senador Napoleón Gómez Urrutia.
El segundo episodio lo inició Pedro Haces, el secretario general de la llamada CATEM (Confederación Autónoma de los Trabajadores y Empleados de México).
Desde el momento mismo que sustituyó a Germán Martínez en el Senado advirtió: “los días de la CTM están contados: se acabó la era de los cacicazgos, nunca más la imposición y el dedazo en los sindicatos”.
Ya recibió la visita de los exdirigentes y dirigentes de las centrales afiliadas al Congreso del Trabajo, empezando por el eterno líder charro Víctor Flores, del sindicato ferrocarrilero.
También Reyes Soberanis, Abel Domínguez, Miguel Angel Bastida, Pedro Chino, Nicolás Plascencia Alvíter y Jesús Llamas, todos del sindicalismo oficial de las mejores épocas del PRI.
Estos personajes representantes de un viejo sindicalismo pretenden transformar su anquilosada figura en la nueva ‘cara’ del sistema morenista, con su adhesión fervorosa a la CATEM.
Pero la tercera, la ‘madre de todas las batallas’, empezará en el momento en que se arme la nueva central que organiza Napito, uno de cuyos operadores es Haces. Pero no es el único.
Este personaje está siendo cobijado por la poderosa central sindical norteamericana, la AFL-CIO, que con otros sindicatos canadienses y el Partido Laborista británico, comenzará el viraje del sindicalismo.