POR: José Miguel Cobián
Señor Claus… el año pasado publiqué antes de su llegada mi lista de regalos y no me los cumplió. Este 2016 decidí no publicarla, pensando que por eso no me los había traído, pero veo que de todas maneras le valió y no me cumplió mi lista. Ahora me toca ventanearlo a usted. Parece político mexicano, prometiendo sin cumplir. Usted me ilusionó, con la promesa de que si ponía mi lista de peticiones en el globo, y lo dejaba libre, llegaría hasta su casa en el Polo Norte, y serían cumplidos, pero como siempre, no sucedió.
Ya estoy pensando que hay un Santa Claus para cada País del planeta y usted es Santa Claus mexicano. Estoy muy enojado con usted. Mire, le pedí que México cambiara para bien y no veo ningún cambio. La carta la hice desde Octubre, y resulta que siguieron los accidentes, heridos y muertos por las peregrinaciones, como si ninguna autoridad pudiera regular tanto el uso de fuegos de artificio como las rutas por las cuales se desplazan los fieles. Vaya, ni la Iglesia Católica vi que se preocupara por las posibles víctimas. Luego veo lo del polvorín que explotó en el Estado de México, y me da más coraje, porque llevan casi diez accidentes en cinco años, y siempre es lo mismo. Ni la población ni la autoridad toman medidas para que no vuelva a pasar. Es ridículo que en México pase lo mismo una y otra vez, como si no tuviéramos la capacidad de aprender de nuestros errores y corregirlos.
Y qué me dice de los tractocamiones de doble remolque. En el mundo civilizado están prohibidos. Pero en México se pospone y se pospone la prohibición, total a nadie le importan unos cuantos mexicanos muertos, mientras haya negocio. Y hablando de negocio, es lo mismo con el alocholímetro que tan buen resultado ha dado en la CDMX, allá se han reducido significativamente las muertes por accidentes de tránsito causados por conductores alcoholizados, pero no se aplica en todo el País, lo que importa es el negocio de quienes venden bebidas alcohólicas, y unos cuantos mexicanos muertos, heridos o mutilados no valen la pena.
¿Quiere que le siga? Le pedí, y subrayé en mi carta, que ya no quiero que los funcionarios nos platiquen con quién estuvieron, a quién abrazaron, o a quién atendieron, eso nos vale ma… (disculpe mi francés) a la mayoría de los mexicanos. Lo qué queremos es saber que hicieron, cómo resolvieron tal o cual problema y sobre todo, en qué me beneficia su gestión. En México es un vicio anunciar siempre la primera piedra, el proyecto, la reunión, el compromiso, pero casi nunca vemos la última piedra, la inauguración, el resultado del proyecto, reunión o compromiso. Aquí cabe resaltar que por lo menos, el Gobernador actual de Veracruz sí nos informa a los veracruzanos de resultados, pero es tan raro en la política nacional que alguien diga la verdad a sus gobernados, que ya estoy preocupado.
Y mire, me preocupa porque la Federación, es decir el Gobierno de Peña Nieto le ha permitido todo al Gobernador. Incluso a sabiendas de que mucho de lo que sale a relucir afecta la imagen pública del otrora partidazo invencible. Preocupa porque esta es una situación nueva e inédita en el País. Le confieso que le busco y le busco la razón y todavía no la encuentro. Y la busco y la busco, porque no creo que haya una vocación política nacional contra la corrupción, o contra la mentira, o contra la demagogia. Soy tan mal pensado que veo plan con maña en todos lados. Aunque le confieso que disfruto mucho ver cómo salen cosas y más cosas que los veracruzanos no conocíamos, y también cómo sale información de quien apoya a Veracruz y a quien no le importamos los ciudadanos de este sufrido Estado.
Ojalá el resto de su Gabinete también informe resultados realizados en lugar de promesas o abrazos con fulano y mengano. Porque sinceramente eso a nadie le interesa.
Santa, yo esperaba ver las refinerías nacionales trabajando a todo vapor. En lugar de eso, veo que importamos más y más gasolina de extrangia, (todo el planeta tierra salvo México se llama extrangia). ¿Qué pasa? ¿Por qué? Lo peor es que aunque va a subir el precio unos dos pesitos el primer semestre y otro u otros más en el segundo semestre del próximo año, no veo que el Gobierno Federal nos diga, le voy a bajar a esos 4.60 pesos por litro que te cobro de impuestos. Quizá sea para que todos paguemos impuestos, pero entonces, debería de bajar las tarifas de Impuesto Sobre la Renta y tampoco lo hacen.
Mr. Claus (ya estoy pensando que a lo mejor es usted gringo y por eso no le importamos mucho). Le pedí que se comience a prestar atención al Mercado Interno Nacional, aumentar los salarios por arriba de la inflación y estimular el consumo interno, para que México primero sea su propio motor económico y no dependamos siempre de salarios de hambre, sino de la habilidad y capacidad de nuestros hermanos en las fábricas. Tampoco me cumplió. Es más, veo áreas de oportunidad como el campo mexicano totalmente desaprovechadas. Veo coyotes en todos lados, y veo campesinos cada vez más viejos y más desanimados. Les compran a $1.50 el kilo de su producto, y luego lo venden en el supermercado a $15.00 ¿Se da usted cuenta de que en diez años no habrá campesinos que trabajen sus tierras? ¿Entiende usted que al no haber oportunidades de mejorar el nivel de vida de los campesinos, esta clase trabajadora tiende a desaparecer? Y mientras tanto del Gobierno Federal se observa exclusivamente bla, bla, bla.
Lo peor es que los mexicanos nos seguimos multiplicando y produciendo más mexicanitos que en el futuro van a requerir de un cierto nivel de vida. Nadie está preocupado por ese escenario. Hoy México tiene un bono poblacional, muchos jóvenes, y los tenemos haciendo nada. Desperdiciando su talento, o peor aún, aventándolos en su desesperación a los brazos del crimen organizado, que es el único que proporciona satisfactores suficientes. Pero eso no le importa ni al pueblo, ni al Gobierno, ni a las buenas conciencias. Jóvenes mexicanos hoy sin presente y sin futuro. Niños mexicanos condenados a una vida de ignorancia, privaciones y también sin futuro, pero eso sí, creciendo y multiplicándose. Nada más te informo Claus, que en países civilizados la tasa de crecimiento poblacional es muy baja, lo cual permite elevar el nivel de vida de todos.
Por último otrora querido Santa, te pedí que tuviéramos conciencia ecológica. En Veracruz tenemos los mayores recursos hídricos del País, y también la mayor cantidad de ríos contaminados. Eso es culpa de las empresas que los envenenan, es cierto. También de los pueblos y ciudades que los usan como drenaje, también es cierto. De las autoridades que no aplican la Ley ni su observancia. Pero sobre todo, es culpa de la indiferencia de todos, porque a todos nos vale cacahuate. Cuando sea gravísimo el problema nos va a importar y quizá sea demasiado tarde para resolverlo. Como el asunto de los grandes negocios que se realizan con los recursos maderables del Pico de Orizaba, que siguen siendo saqueados como hace diez y veinte años. Sin considerar que estamos acabando con el principal receptor y proveedor de agua dulce del Estado. Pero eso no importa, lo importante es el negocio de unos criminales en el pueblo apoyados por otros criminales en el Gobierno. Las dos mafias, la de afuera y la de adentro, a veces se pelean y la mayoría de los casos, se unen para acabar con lo poco que queda de mi sufrida Patria. Por todo esto, ya estoy harto y creo que por lo menos en un año no te haré ninguna carta adicional.
¡Viejo incumplido!
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