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El Baldón: Claroscuros de la familia Real en Veracruz

Superiberia

Por: José Miguel Cobián / columnista

En todas las mesas políticas surge la misma discusión, sobre lo positivo o negativo de que la actual familia real continúe regenteando el Estado los próximos seis años. Cuando se evalúa la actuación del actual Gobernador, pareciera que los negativos son superiores a los positivos, pero cuando se evalúa el trabajo de sus hijos, es claro que los positivos son superiores a los negativos.

¿Alguien dudó por un segundo que Fernando sería el ganador de la contienda por la Alcaldía de Veracruz? Creo que para todo mundo (salvo algún iluso) estaba claro que Fernando sería el próximo alcalde de Veracruz. Bastaba escuchar a los porteños hablar de su vecino, del municipio de Boca del Río con envidia. Bastaba darse una vuelta por esa zona conurbada para darse cuenta de las grandes diferencias entre ambas ciudades.   Boca del Río luce como una ciudad moderna, con servicios de buen nivel, atractiva para la inversión y para el turismo, mientras que Veracruz luce como una ciudad vieja y descuidada, cuyo gran mérito es tener allí el mayor Puerto del País, lo que le genera ingresos y visitantes. También uno que otro arqueólogo disfrutará de visitar Veracruz y conocer una ciudad detenida en el tiempo.

Se me ocurrió platicar con personas que normalmente están descontentas con el Gobierno en turno, y mientras en el Puerto todo eran quejas sobre cualquier aspecto de la Administración Municipal, en Boca del Río lo mismo un vendedor ambulante, un vendedor de cocos de la costera e incluso taxistas, hablaban bien de su Alcalde y de su Administración. 

Y no, no es que sean los non plus ultra, simplemente le dedicaron un poco más de esfuerzo a su trabajo, ya que estaban bajo asedio por parte de sus adversarios en el Gobierno Estatal. Así, gracias a su esfuerzo, lograron consolidar una posición de fuerza y un bastión en Boca del Río, que hoy ya se puede considerar ampliado al Puerto de Veracruz.

Por el contrario, la Administración Estatal se convierte en el dorso de la moneda. Entre sus aciertos está el buscar enjuiciar a quienes hicieron mal uso de los recursos de Veracruz, pero, se nota que sólo a algunos que aparentemente se la debían al Gobernador o a su familia.  No están todos los que son, ni son todos los que están.   

Muchos veracruzanos estaríamos felices de ver pagar sus posibles culpas a Silva Ramos y a Tarek Abdalá, pero todo parece indicar que hay un tufo no bien identificado en la Fiscalía. El olor se parece mucho a la ineficiencia, pues no es posible mandar una solicitud de desafuero a la Cámara Baja, con tantas deficiencias e incongruencias como ha trascendido,  y menos tratar de justificar engañando a la población con la versión de que la Cámara de Diputados o los diputados del PRI protegen a sus correligionarios.  Simple y llanamente están mal planteadas ambas solicitudes. Lo cual es imperdonable para un Estado que demanda tener profesionales en su Administración Pública. El olor también se percibe como el tufo de algo que parece ser que no tienen elementos suficientes para juzgarlos, y entonces se busca simplemente desprestigiarlos ante la opinión pública, ávida de linchamientos mediáticos, sin que tenga mayores consecuencias la supuesta investigación y la supuesta intención de solicitar desafuero y posteriormente ser juzgados por sus presuntos delitos.

No es el único caso, hay otros que llaman la atención, pues mientras nadie ha visto mal el juzgar a Gina, cada vez más cunde la opinión de que el asunto de Xóchitl con su respectivo linchamiento mediático es un asunto personal.   Pues los dos años que le asignó el Juez para estar guardada a la sombra, son excesivos si se compara con lo que le ha asignado a verdaderos “peces gordos”, como es el caso de los primeros detenidos en esta cruzada selectiva contra la corrupción del régimen anterior.

En el caso de Seguridad Pública, la situación se torna más delicada. Se percibe sensibilidad en el Gobernador al mandar la señal de reducir la corrupción y las molestias a la población por parte de los nuevos Mandos que entraron en la Administración de Téllez Marié, pero el clamor popular que exige la cabeza del titular ante los magros resultados crece y crece sin que varíe la estrategia o los resultados. Mientras, Veracruz se convierte en el Estado número uno en un sinfín de categorías de criminalidad. 

En otras áreas de la Administración Estatal, se percibe de inmediato que los jovencitos y las jovencitas que llegaron a los diversos puestos, no están preparados para asumirlos, por lo cual, en muchísimas áreas la población percibe niveles de incapacidad e ineficiencia nunca vistos. Y lo que es peor, en su ignorancia, se sienten intocables, se perciben a sí mismos como miembros de una élite que puede mirar al resto de la población como inferiores. Y no únicamente se sienten así, sino que actúan en consecuencia, brindando un pésimo servicio a la población, con la salvedad de que ellos se ‘sirven con la cuchara grande’ respecto a los recursos asignados a sus respectivas dependencias. Estas actitudes refuerzan la imagen de lo que siempre he llamado “el reparto del botín”, que significa que se reparten puestos y sueldos para personal incompetente e ineficiente, pero cercano a la familia real o cercano a quienes ellos han nombrado como titulares en las distintas dependencias.   

Tener gente incapaz ganando un sueldo, implica dilapidar los recursos escasos que los veracruzanos recibimos en forma del presupuesto estatal. Y echa por tierra los discursos de déficit y ahorro, convirtiendo el decreto de austeridad firmado por el Gobernador en una buena broma y nada más. 

Entendemos el proyecto político que busca que Miguel Ángel Jr. se convierta en el próximo Gobernador. Creo que si hubiera eficiencia y calidad en la Administración Pública estatal nadie estaría en desacuerdo, pero si no los hubiera, entonces se convierte en un sueño para unos y pesadilla para muchos.

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