El debate en torno a la transformación del Instituto Federal Electoral (IFE) en Instituto Nacional Electoral (INE) ha sido intenso en las últimas semanas. La postura original del PRD y del PAN sobre la necesidad de desaparecer a los institutos locales electorales se ha mantenido, fortaleciéndose como un requisito indispensable para avanzar en temas tan trascendentes como las reformas fiscal y energética.
Las voces en contra de la centralización política, mismas que acompaño, han hecho un esfuerzo digno de reconocerse para señalar que las entidades federativas deben mantener sus facultades legales en lo relativo a la organización de procesos electorales y aun así conservar la idea de que el INE puede ser viable.
Sin embargo, la dinámica de la real politik pareciera haberse impuesto y se espera que en los próximos días se presente una iniciativa conjunta entre los tres partidos que integran el Pacto por México creando así el INE.
La necesidad de avanzar en otros frentes ha sido determinante para construir un consenso que aparenta consolidarse en un calendario a desahogarse con gran premura.
La reforma electoral significará la metamorfosis del IFE, tal y como lo conocemos, en una nueva institución que organizará todas las elecciones en el país. El INE será el responsable de los comicios para Presidente de la República, senadores, diputados federales, gobernadores, presidentes municipales, jefes delegacionales y diputados locales en las 32 entidades federativas.
Las resistencias originales que había sostenido el PRI respecto a la desaparición de los institutos locales fueron superadas bajo la lógica de que el partido en el gobierno ha optado por privilegiar un tránsito efectivo en otros temas centrales para los objetivos de su administración.
El presidente del PRI señaló, con sagacidad, que en política es necesario escuchar los puntos de vista de los adversarios y encontrar posiciones intermedias, aunque eso implique modificar alguna posición original. Con pragmatismo el partido mantiene su palabra en los compromisos sellados en el Pacto en materia política, dando fin así al debate sobre la creación del INE.
La definición del PRI en este tema deja claro que en los próximos días veremos los primeros pasos para modificar la Constitución y construir las bases de la nueva institución.
Con la claridad política que vendrá a partir de las modificaciones a la Carta Magna, lo que sigue es el proceso de diseño y aterrizaje de las nuevas facultades del INE. Será indispensable que en los transitorios a la reforma constitucional se clarifiquen plazos y reglamentos en torno al futuro de los recursos materiales, humanos, financieros y presupuestarios que pasarán a formar parte del nuevo Instituto.
A partir de la emisión del decreto de reforma constitucional, su aprobación en congresos locales y la entrada en vigor de las leyes correspondientes, el IFE deberá transformarse en una nueva institución y se verá obligado a instrumentar un proceso complejo de reorganización administrativa para estar en condiciones de asumir las nuevas responsabilidades que le serán conferidas.
Balance
Ante este escenario, es posible que a partir del 31 de octubre los cuatro consejeros electorales que seguirían en el cargo tengan que enfrentar un escenario inédito para el IFE que les demandará una gran altura de miras y un profundo sentido de responsabilidad con el país.
Así, de avanzar la reforma constitucional, el Congreso de la Unión, en un plazo de pocos meses, deberá expedir la legislación única electoral correspondiente, así como una Ley General de Partidos Políticos y elegir a los nuevos consejeros electorales que estarían pendientes.
Los próximos meses serán una dura prueba para la solidez institucional del IFE. El 30 de octubre concluyo con el periodo constitucional para el que fui electo; confío en que, por su experiencia y capacidad profesional, mis colegas sabrán enfrentar los retos con inteligencia y gallardía. El INE es una decisión tomada. Habrá que vivir con sus consecuencias.
Twitter: @pacoguerreroa65