•Fans de precandidatos
•Sueñan con cargo público
•La rueda de la fortuna
I
Cada aspirante y suspirante a la candidatura priista a gobernador de Veracruz en el año 2016 tiene, como es natural, un montón de fans que apuestan a la legítima esperanza de figurar en algún cargo público.
Pero, cuidado, hay quienes se acuestan candidatos y amanecen en la lona, noqueados.
Por ejemplo, Manuel Ramos Gurrión y Juan Maldonado Pereda eran amigos de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato presidencial en el año 1994 y, por tanto, cada uno se creía y sentía ya gobernador de Veracruz.
Y, sin embargo, cuando la campaña de Colosio caminaba con vientos favorables fue asesinado, siempre se afirmó, por un sicario solitario.
Y ni modo, el par quedó en el aire.
En el sexenio de Luis Echeverría Álvarez, Mario Tejeda Tejeda tenía dos amigos como visibles precandidatos a la gubernatura:
Uno: Mario Vargas Saldaña, su cuasi paisano; pero su amigo entrañable, a quien asesoraba en materia administrativa como presidente municipal.
Y dos: el ingeniero César Uscanga Uscanga, su paisano, subsecretario de Educación con el titular, Víctor Bravo Ahuja.
Y no obstante las grandes ilusiones que desde entonces se hacía, “el dedo” de Echeverría se inclinó por el diputado federal, Rafael Hernández Ochoa, y de igual manera fue condenado al ostracismo.
Es más, Echeverría asestó el primer destape por Manuel Carbonell de la Hoz, subsecretario de Gobierno de Rafael Murillo Vidal, y su secretario particular, Ricardo Olivares, se miraba ya secretario General de Gobierno.
Pero Jesús Reyes Heroles, presidente del CEN del PRI, se le atravesó con la famosa declaración al reportero Ángel Trinidad Ferreira, de que “como veracruzano no he votado por Carbonell”, en el Excélsior de don Julio Scherer García, y a Carbonell se le cayó luego de 72 horas de euforia compartida por Olivares Pineda.
Y desde entonces, también reducido a la sobrevivencia política.
II
En cada sexenio la misma historia se repite de norte a sur del país.
Por ejemplo, ahora cada uno de los aspirantes de “Los niños de la fidelidad” (Érick Lagos, Fernando Chárleston junior, Adolfo Mota, Jorge Carvallo y Alberto Silva) y los senadores José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, tienen sus cuadros priistas caminando en el carril, haciendo precampaña, ganando fans para el club.
Y cada uno de sus fans sueñan con la utopía, el bello día cuando al lado de su gurú entren al Palacio de Gobierno en Xalapa para ocupar la silla embrujada del poder.
Por ejemplo, diríase que Américo Zúñiga se cree secretario General de Gobierno con José Yunes Zorrilla.
Harry Jackson Sosa, estaría soñando con el mismo cargo con su amigo y compadre, Héctor Yunes Landa.
Marlon Ramírez se mira ya secretario General de Gobierno con el toluco Jorge Alejandro Carvallo Delfín.
Nemesio Domínguez Domínguez también se cree el titular de la Segob con Adolfo Mota Hernández.
Pero, bueno, quedan dos años y medio, hacia la primavera del 2016, para ver si Los Pinos pronuncian sus nombres como el elegido, y a partir de ahí cada uno renovaría la esperanza, pues todavía faltaría ganar la elección en las urnas… frente, digamos, a un PAN que está posicionado desde ahora.
Y más, por tanto hartazgo ciudadano.
Mientras, en la esperanza, cada aspirante y su grupo seguirá recibiendo un trato preferencial… por si las dudas se sacan el premio mayor de la lotería.
III
Por eso el refrán popular dice que un cargo público del primer nivel es como ganarse la gloria, porque en un país como México en los primeros lugares de la corrupción en el mundo, bastan cuatro años en la alcaldía, seis en la gubernatura, para enriquecerse.
Incluso, en unos casos hasta para resolver el problema generacional de muchos años en adelante.
La moneda, sin embargo, girará en el aire todavía durante unos 30 meses más; pero desde ahora, la caballada ya está en el carril porque además de las relaciones políticas de cada aspirante, en el mundo del presidente Enrique Peña Nieto la Diosa Encuesta es definitiva.