
Con la muerte del Papa Francisco este lunes 21 de abril de 2025, no solo comienza el luto en la Iglesia católica, también se activa un antiguo protocolo que marca el final oficial de su pontificado: la destrucción del anillo del Pescador.
Este anillo, cargado de simbolismo y tradición, representa el máximo poder del líder de la Iglesia y se ha usado desde el siglo XIII para sellar documentos papales. Con la imagen de San Pedro, el primer Papa y pescador de oficio, grabada en su superficie, esta joya no es solo un adorno, sino un objeto de profunda reverencia.
🪙 El anillo que marcó una diferencia
A diferencia de sus antecesores, el Papa Francisco optó por un enfoque más humilde: su anillo fue fabricado en plata bañada en oro, en lugar del tradicional oro macizo. Su mensaje fue claro: austeridad y cercanía con el pueblo. Además, rompió otra costumbre papal al pedir que los fieles no besaran su anillo, desestimando gestos de reverencia que consideraba innecesarios.
🔨 ¿Por qué se destruye el anillo del Papa?
Esta ceremonia simbólica —la destrucción del anillo con un martillo— señala el fin del poder del Papa fallecido. En el pasado, el anillo servía para sellar documentos oficiales, por lo que su destrucción evitaba falsificaciones y marcaba el inicio del período de sede vacante, cuando la Iglesia queda sin líder hasta la elección del nuevo Pontífice.
💎 ¿Cuál es su valor?
Aunque no tiene un precio exacto, el valor del anillo depende del material, el diseño y el momento histórico en que fue creado. Elaborado por el prestigioso Gremio de Orfebres de Roma, cada pieza es única e irrepetible. En el caso de Francisco, al tratarse de un anillo de plata, su valor económico es mucho menor que el de sus predecesores, pero su significado histórico y espiritual sigue siendo invaluable.
🕯️ Una era que termina
La muerte del Papa Francisco marca el fin de un papado caracterizado por la sencillez, la humildad y la reforma interna. Su anillo, pronto a ser destruido, deja tras de sí no solo una pieza de metal, sino un legado que quedará grabado en la historia de la Iglesia católica.
