Orizaba.- La celebración del Día del Amor y la Amistad de este año se debería realizar en austeridad y el verdadero sentimiento hacia los semejantes, es lo que propone la Iglesia Católica ante la coincidencia con el Miércoles de Ceniza, indicó el vocero de la Diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez.
Mencionó que para los católicos y la población en general se debería promover el amor sin lujos, sin gastos, al recordar que “no se compra, sino que se manifiesta así como nos lo ha manifestado Dios”. Con ello, recordó que la Cuaresma tiene como previo el Carnaval y hace alusión a las fiestas que se dedican a los placeres.
“Eso puede manifestar un ritmo, un cambio, pero de nada serviría la apariencia, hoy me porto mal y mañana me porto bien, el verdadero cristiano está invitado a observar los verdaderos valores de la austeridad, la castidad, la pureza siempre que pueda”, por lo que insistió que las personas que viven apegadas a su fe en Cuaresma, 14 de febrero, diciembre y cualquier otra fecha vivan de acuerdo a su vida en la virtud del Evangelio.
Destacó que el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son los únicos días en los que la Iglesia invita al ayuno, abstinencia y oración, este año coincide con una fecha histórica y en la que se celebra el amor, la amistad, “y creo que como sucede con el verdadero cristianismo, la fe nunca estará peleada con la cultura, si celebramos el Día del Amor y la Amistad a quien nos ha demostrado su amor con su muerte en la cruz, creo que podemos darle un nuevo sentido a este día”.
Recordó que la Semana Santa se calcula en herencia con la liturgia judía y en el plenilunio de Primavera y por ello es movible y cada año puede variar y pasar de abril a marzo, en base a eso se cuentan 40 días antes, para calcular el Miércoles de Ceniza que inaugura el tiempo de la Cuaresma, un tiempo que invita a la reflexión, abstinencia y austeridad.
Ya para finalizar, destacó que la Iglesia no está en contra de que la población sea libre de celebrar estas fechas de acuerdo a sus ideas, en el camino del bien y en el mal, con libre albedrío, por lo que “pueden optar por lo que deseen, Dios nos llama a vivir lo que nos humaniza, lo que nos da la verdadera felicidad, no el placer efímero que al rato se termina y que incluso algunos terminan hasta con cruda moral y en ese sentido de la conciencia, que les indica que a lo mejor no hicieron lo correcto”.