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EL 2020 DE LAS MUJERES

Superiberia

Por Andrés Timoteo / columnista

EL 2020 DE LAS MUJERES

 Como la llamada “Primavera Árabe” en el bienio 2010-2012, las mujeres ya hicieron historia en México porque están en pie de lucha y tienen al Gobierno contra la pared. Exigen acciones de Estado para detener las violencias en su contra, entre ellas la más artera que son los feminicidios que no reparan en edad ni condición socioeconómica ni cultural ni religiosa ni lugar geográfico de las víctimas.

 El feminicidio es algo que siempre ha estado desde los albores de la humanidad, en los últimos estos años se elevó en México al nivel de alarma general por la degradación de la seguridad pública y la impunidad rampante. Por eso las mujeres están en las calles y plazas públicas gritando para que se visibilice la situación. Ayer, en el Día Internacional de la Mujer se movilizó México a la par del mundo. Las mujeres se manifestaron en todas ciudades de México y el orbe.

 Hoy lunes, México se debe paralizar también por la causa. Miles, quizás millones, de féminas participarán en el acto denominado “Un día sin nosotras. El nueve ninguna se mueve”. La convocatoria ha sido tan efectiva que bien puede decirse que este 2020 es el de la insurgencia femenina, el año de las mujeres. Independientemente del resultado de la jornada, es decir del número de mujeres que se unan a la huelga nacional, sacudir al País y al Gobierno mismo ya es una hazaña. En este 2020 las mujeres mexicanas marcaron un hito en la historia nacional, se insiste.

 Es, por supuesto, muy difícil de medir en cifras la huelga mujeril de este lunes porque el acto de protesta puede ser silencioso y poco visible como, por ejemplo, el de las amas de casa o la abstención para ir a comprar a los comercios a comprar. Alguna medición puede darse en las empresas, escuelas o dependencias gubernamentales por el registro de las que no acudirán a laborar o tomar clases. Pero de ahí es inmedible.

 Asimismo, hay que considerar que si bien está en su fulgor la insurrección femenina -algunos teóricos la han denominado “disrupción” que significa interrupción brusca- no es mesurable y ni siquiera previsible el efecto que tendrá en las acciones de Gobierno, sobre todo porque el régimen no solo se ha mostrado indolente sino hasta hostil hacia la protesta femenina.

 La “Cuarta Transformación” del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador se muestra indiferente y hasta acusa que el movimiento feminista es parte de una conspiración de la derecha y sus enemigos políticos. Primero ignoró a las activistas y luego las atacó, desatando toda una campaña de odio desde las redes sociales por medio de sus panegiristas tratando de desvirtuar el llamado al paro nacional.

 La última acción fue enviar a todas las mujeres que integran el gabinete presidencial para defenderlo y difundir que las mujeres protestan por la violencia no contra el presidente. Eso demuestra que ni el tabasqueño ni sus funcionarias escucharon ni entendieron la movilización desde el inicio pues eso era precisamente: un acto para exponer la violencia contra la población femenina y no para atacar al mandatario. Las funcionarias marrones también se pusieron en pie de lucha para defender -oh paradoja- al patriarca que despacha en palacio nacional en lugar de sus congéneres.

 Ayer mismo, López Obrador celebró el Día Internacional de la Mujer, pero lejos de la capital del país y de las marchas y los gritos mujeriles. Se fue a Fresnillo, Zacatecas, donde pronunció un discurso no para delinear acciones a fin de combatir la violencia contra las mujeres para defender a administración bajo cuestionamiento por el tema.

 “Que nadie se confunda o quiera manipular, la violencia en contra de las niñas y de las mujeres es incompatible con nuestros ideales. No lo queremos ni lo vamos a permitir. En el Gobierno de la Cuarta Transformación estamos ocupados todos los días en atender las causas y los efectos de la violencia”, dijo nuevamente aludiendo al tema del complot en su contra. No se une ni se conduele ni actúa en consecuencia, sino que machaca contra de las mujeres en movilización, colocándolas entre sus enemigos políticos.

LAS BRUJAS DEL MAR

 Por cierto, fue un colectivo de mujeres veracruzanas que se hace llamar las “Brujas del Mar”, el que propuso la jornada de inactividad femenina para el 9 de marzo a fin de forzar a que se visualice la catástrofe feminicida. Esas activistas que se asumen hechiceras marítimas, una alegoría claro, dieron con la pócima certera que hirió el corazón a los conservadores -ellos sí- que despachan en el gobierno.

La convocatoria para que “el nueve ninguna se mueve” ha sido de tal magnitud que inmediatamente se convirtió en un evento nacional e inédito en la historia del País.

La jornada de brazos caídos de las mujeres no es otra cosa que una inspiración de las huelgas nacionales que se han ensayado y ensayan en otros países. Por ejemplo, en Francia las huelgas nacionales han logrado tumbar leyes y modificar el rumbo de la administración pública. Es algo común y parte de la democracia participativa.

 Por eso es estulto el argumento de las pérdidas económicas debido a que las mujeres no acudirán al trabajo, a la escuela o a cualquier otra actividad pública. No, la gente en las calles o parando su actividad no es pérdida sino ganancia para la sociedad, únicamente los retardatarios lo combaten. Además, es el ejercicio del derecho a la disensión y al apercibimiento para los que les fue dado por el voto popular.

Los servidores públicos surgidos de una elección de la gente están obligados a escuchar al pueblo, y la iniciativa de las “Brujas del Mar” es eso, parte de la democracia participativa y punto. Por supuesto, los reaccionarios están que arden, desde el que ocupa Palacio Nacional -que no es progresista sino conservador con pinceladas de izquierda- hasta los funcionarios estatales y sus aplaudidores en las redes sociales, las organizaciones afines y hasta en la prensa.

 No es un secreto que López Obrador siempre ha sido un provocador -es evangélico practicante, está en contra del aborto, del matrimonio igualitario y de cualquier otro asunto paritario que ataque sus creencias-, la última puyada contra las mujeres fue poner a la venta los boletos para la rifa del avión fantasmal el mismo 9 de marzo, reculando horas después bajo el argumento de que ni había reparado en la fecha.

 Sin embargo, la ley de la física también aplica a la política y toda acción corresponde una reacción de la misma o mayor intensidad. El despreció y el odio sembrado contra las feministas es el bumerán que se le regresará. Ya lo está haciendo, lo indican las encuestas y todo parece ser que las “brujas” se lo botanearán, quedará rebasado por las mujeres disruptivas y tendrá que pagar la factura por esa indiferencia, la descalificación y los ataques cuando lleguen los próximos comicios.

 En la otra cara de la moneda está el futuro que tenga el movimiento feminista porque el problema no se soluciona con meras marchas, cadenas humanas, huelgas, gritos, pancartas izadas, minutos de silencio, ‘performances’ -recreaciones-, pintas, petardos, bombas Molotov ni discursos incendiarios. Es parte del andar, digámoslo así, pero no siempre con efectos subsecuentes. La movilización masiva es un simbolismo.

 Tampoco son suficientes para resolver las violencias de género nuevas leyes, más años de cárcel ni prisión perpetua ni reclasificación de delitos -como hacen los gobiernos morenistas, incluyendo el de Veracruz, para invisibilizar a los feminicidios y dar la apariencia de que no ocurren- ni mucho menos ocurrencias de algunos desocupados, como los del PVEM, de reinstaurar la pena de muerte contra los feminicidas.

No, la solución está en aplicar las leyes que ya se tienen y abatir la impunidad. Mientras no haya voluntad política para allegar justicia a las víctimas investigando, capturando a los responsables, llevándolos a los tribunales y castigándolos, de nada servirá el griterío ni nuevas leyes. Por supuesto, lo anterior pasa por acabar con la corrupción que impera en las instancias de seguridad pública, los ministerios públicos y el Poder Judicial. Sin policías, fiscales y jueces decentes no se detendrá la ola de violencia ni contra las mujeres ni contra el resto de la sociedad. Así de simple.

LA PARADOJA

 Y como se decía líneas arriba, el tema feminista está lleno de simbolismos, algunos positivos y otros oprobiosos. Es simbólico, por ejemplo, que en el Día Internacional de la Mujer una adolescente de 16 años y que estaba embarazada fuera asesinada a balazos en Boca del Río. El caso no parece casualidad sino icónico pues sucede en el estado que durante el 2019 lideró las estadísticas de feminicidios en todo el País y que en lo que va del 2020 sigue en los primeros lugares de ese delito.

 Simbólico también es que el gobernante en turno se haya alejado de Jalapa, la capital del estado, para evitar atender marchas y protestas, y se fue a la Sierra de Zongolica a celebrar la fecha. Más aún, y por supuesto con una buena dosis de baldón, que haya usado el nombre de la exalcaldesa de Mixtla de Altamirano, Maricela Vallejo, asesinada en abril del año pasado, para dar a entender que le importan las féminas.

 El funcionario inauguró un centro de salud en ese municipio al que puso el nombre de la exedil usando un feminicidio sucedido bajo su gobierno para honrar a la población femenina, ¿no es paradójico seguir explotando postmortem la tragedia de la exalcaldesa mixtleca? Peor aún, utiliza políticamente la tragedia aun cuando el gobierno estatal manoseó las pesquisas y dio al crimen un sesgo partidista con el propósito de controlar el ayuntamiento por medio de un concejo municipal y para deshacerse de antiguos aliados electorales.

 Por cierto, ni el Gobierno estatal ni los poderes Judicial ni Legislativo ni la Fiscalía General se unieron al paro nacional de mujeres, otro asunto simbólico que demuestra la sensibilidad de los funcionarios locales para con la causa feminista.

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