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EJECUTAN AL “WILLY”

Superiberia

Omealca.- Guilermo Aparicio Lara, (a) “El Willy”, fue ejecutado ayer, junto con uno de sus hijos, cuando viajaba con su familia en una camioneta de lujo, en la congregación Matatenatito.

Resultaron lesionados la esposa y madre del hoy finado, así como una menor de edad que falleció posteriormente en el hospital.

El hoy extinto fue identificado como presunto jefe de plaza de un grupo delictivo en el estado de Quintana Roo.

El hecho provocó movilización de grupos de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar), Seguridad Pública del Estado (SSP), Policía Municipal y autoridades ministeriales.

Los hechos ocurrieron alrededor de las 13:00 horas de ayer, cuando Guillermo Aparicio Lara y su familia viajaban en una camioneta marca Toyota-Sienna, color plata, con placas del Distrito Federal.

De acuerdo con reportes, la camioneta circulaba sobre el bulevar de la avenida 1, pero antes de llegar al crucero principal del poblado, fue alcanzado por al menos 2 vehículos, uno de ellos presuntamente un tractocamión y el otro un automóvil tipo Tsuru. 

Ante la mirada de los vecinos, un grupo de al menos 8 sujetos dispararon con armas largas contra la camioneta de la familia, ultimando en el lugar al “Willy”, y dejando heridos al resto de sus familiares, entre ellos sus 2 menores hijos de 1 y 2 años.

Tras solicitar auxilio los vecinos, al lugar arribaron policías municipales, de Seguridad Pública y elementos de la Agencia Veracruzana de Investigaciones (AVI), así como personal de la Marina.

De igual forma acudieron peritos criminalistas de la Procuraduría General de Justicia del Estado y personal de la agencia del Ministerio Público de Omealca.

Tanto la Marina como Seguridad Pública cerraron el paso en un área de 50 metros para impedir el paso de vehículos y personas. La camioneta de la familia quedó varada junto al camellón central del bulevar, con más de 100  impactos de bala y con los vidrios del medallón trasero y de la portezuela derecha destrozados por las ráfagas.

Las personas heridas fueron trasladadas al hospital del IMSS en Omealca, donde posteriormente se reportó la muerte de una menor de edad. El resto de los sobrevivientes, fueron enviados al Hospital General número 8 del Seguro Social en Córdoba, donde quedaron internados, graves de salud. 

Durante más de 4 horas, peritos criminalistas realizaron inspecciones oculares en el sitio de la masacre y recopilaron más de 100 cartuchos percutidos de armas largas y cortas, los cuales depositaron en bolsas transparentes.

Durante ese tiempo, el cuerpo de Guillermo Aparicio permaneció tirado boca abajo, junto a la portezuela delantera derecha de la camioneta. Se presume que el hoy finado recibió mas de 20 impactos de arma de fuego.

Tras la llegada de las corporaciones policiacas, a unos 300 metros sobre el camino que conduce de Matatenatito a La Quebradora, fue localizado un automóvil marca Nissa-Tsuru, color blanco con placas de circulación YKB-1589, el cual presentaba un impacto de bala, con orificio, en el parabrisas, a la altura del asiento del conductor.

Dentro del vehículo había ropa color naranja, un control de autoestereo.

Horas después, arribaron a la zona 2 grúas ligeras y una más de servicio pesado, para remolcar los vehículos y aparentemente también una unidad pesada, y que fueron decomisados.

El pasado “Zeta”   de “El Willy”

Córdoba.- En el 2008, Guillermo Aparicio Lara, “El Willy”, quien era miembro del grupo delictivo “Los Zetas”, aprovechó las detenciones de los jefes de plaza, y comenzó a actuar por su cuenta, rompiendo su relación con ellos para operar para el grupo contrario, el Cártel del Golfo.

Esto,  provocó el coraje y enojo del grupo delincuencial al que pertenecía, pues la fórmula delictiva entre “Loz Zetas” y él fue sencilla. El centro de operaciones de esta célula estaba ubicada en las instalaciones de rehabilitación llamada “Mediterráneo”, en Cancún, desde donde se planeaba la ejecución de diversas acciones, como levantones, ejecuciones, secuestros y extorsión.

Aparicio Lara  “El Willy” o “El Z-34”, y sus hermanos Jorge Aparicio Lara alias “El Coque”, y  Aparicio, mantenían el control de dicho centro de rehabilitación, sin embargo fue solamente una “pantalla” para encubrir sus actividades propias de la delincuencia organizada.

A él se le atribuyen las ejecuciones del cubano Luis Peña Betancourt, de 42 años de edad, perpetrado la mañana del miércoles 2 de abril del 2008, y la del taxista Jesús Martín Toledo Aguilar de 22 años, conocido como “El Borrego”, cometido la tarde del 28 del mes de junio del mismo año. 

Así trabajaba con “Los Zetas” antes de desvincularse, Guillermo Aparicio Lara, a quien se le conoció como el “Z-34” y que en su momento fue identificado como el sujeto que acompañado de sus secuaces y provistos con armas de fuego, con wamenazas de muerte obligaba a los dueños de los antros de vicio a vender la droga que distribuye su organización criminal y también a los propietarios de establecimientos en la zona turística para que permitan a sus distribuidores de estupefacientes comercializarlos entre los visitantes extranjeros afuera de sus negocios. 

Sin embargo, tras la ruptura con “Los Zetas” quien antes perseguía, ahora se vio acorralado y perseguido.

En el municipio de Solidaridad, desde el 12 de agosto se sabía quienes habían sido los asesinos del subdirector de la policía municipal, Manuel Jesús López Kantún. El elemento policiaco había tratado de establecer un cerco ante la penetración de “Los Zetas” en la corporación de Playa del Carmen.

El día del asesinato, ocurrido la mañana del 10 de agosto, policías municipales de Solidaridad sirvieron al crimen organizado para “poner” al subdirector y a su escolta quienes serían masacrados.

 

Luego, el 11 de agosto por espacio de 30 minutos se intervino el circuito de radio de la policía municipal donde se escucharon amenazas y narco-corridos. Una voz sostenía en ese momento “se los va a cargar la chingada a todos cabrones”, en alusión a la vida cobrada de López Kantún.

CRONICA

Omealca.- Al principio todos los vecinos guardaban silencio, de lejos miraban como los peritos y policías ministeriales revisaban la camioneta baleada y pasaban junto al cuerpo, cubierto con una sabana y bañado en sangre.

“Los disparos se oyeron muy fuerte, ahí les cerraron el paso los sicarios y los acribillaron, la gente se encerró en sus casas y nadie salió hasta que pasó un rato, pero se escuchó muy feo”, dijo uno de los vecinos.

“Todo Matatenatito quedó espantado, no sabemos que fue lo que pasó, pero fueron varios sujetos que iban en carros, los que le cerraron el paso a la camioneta y les dispararon. En la camioneta iban 4 personas, que eran la mamá del muerto, una niña y otra persona que no sabemos”, contó el testigo todavía impresionado.

A una distancia de 20 metros el grupo de pobladores permanecía observando, bajo los rayos del sol, las inspecciones de los peritos, quienes en bolsas transparentes recogieron más de 100 cartuchos y todavía dejaron otros tirados a una cuadra de distancia, que al momento no lograron ver. Eran cartuchos de pistola, al parecer calibre 9 milímetros o 0.380 que habrían sido disparados por el hoy extinto, en su intento por repeler la agresión.

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