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Dueños de Veracruz

Superiberia

Una: los ataques a migrantes provienen de los carteles. Y en el caso de Veracruz, son “los halcones de los Zetas” según la vocera Martha Sánchez Soler.

 

Dos: los Mara Salvatrucha, la banda nacida a la fama latinoamericana en Los Ángeles, multiplicada en América Central, y con apariciones en el país, son los otros agresores de los migrantes.

 

Tres: los sicarios de los carteles que, como se sabe, tres de ellos disputan la plaza Veracruz, como ha dicho uno de sus activistas, Rubén Figueroa, con mayor movilidad “en el estado ideal para soñar”, porque aquí tienen más unidades, más armas, más casas de seguridad y la mayor complicidad de los policías estatales y municipales.

 

Incluso, y en algunos casos, hasta la alianza de los ferrocarrileros a cargo de La bestia, y que, todavía peor, ha llevado al gobierno federal a sopesar la posibilidad de que el tren de carga desaparezca en el sureste del país para, bueno, ver si así, digamos, pudiera disminuir el multiplicado índice de violencia en contra de los centroamericanos.

 

Es más, está claro que los carteles contratan a los maras de Honduras y El Salvador para seguir a La bestia, el tren de carga que arranca periplo en el sur de México y llega hasta la frontera con Estados Unidos.

 

Y, ni hablar, ellos son los operadores, ahora con una estrategia diferente a partir del asesinato colectivo de migrantes en San Fernando, Tamaulipas, más de 60, de tal forma que ahora se van encima de un grupo reducido de migrantes para su cooptación. (Eirinet Gómez y Luz María Rivera, La jornada, jueves 5 de diciembre).

 

Ahí está, pues, la otra realidad que, por desventura, en ningún momento ha registrado el gobierno local, ni tampoco, vaya, la Comisión de Protección a Migrantes a cargo de Claudia Ramón Perea, quien parece vivir en el limbo, asustada con un pendiente social que la tiene acorralada, pues ni ata ni desata.

 

“LAS COSAS BIEN HECHAS”

 

Si “las cosas en Veracruz están bien hechas” y “cada día (somos) el mejor estado”, entonces, habría de reparar en algunos pendientes, entre ellos, la política migratoria.

 

Y, bueno, si antes, en sexenios previos, llegaron los carteles, digamos, con Patricio Chirinos Calero.

Y si después, aparecieron los llamados “halcones” de los carteles.

 

Y si más tarde aterrizaron los Maras Salvatruchas, entonces, ni hablar, el cáncer social fue creciendo en la geografía estatal y un día, cuando la autoridad tuvo conocimiento, todo el cuerpo estaba lleno de la terrible enfermedad cancerígena.

 

Y, por tanto, hemos quedado atrapados en una realidad avasallante, donde queda repetir una y otra vez el slogan político, incluso, llegando a contratar a las artistas Salma Hayek, Ana de la Reguera y la soprano Olivia Gorra, el trío de grandes migrantes de Veracruz a los cinco continentes para recrear otra imagen, porque carteles, halcones y maras ya tienen carta de adopción en la tierra donde también quiso nacer Agustín Lara y Maximiliano de Habsburgo con todo y Carlota.

 

Lo peor del tsunami es que ninguna voluntad política existe para reconocer y aceptar la realidad, como si empeñarse en negarla de forma sistemática dejara de existir. 

 

Ahora, las madres migrantes en una nueva caravana buscando a sus hijos sigue el camino en Hidalgo, San Luis Potosí, Aguascalientes, Querétaro y Jalisco, y en cada entidad federativa las peregrinas repiten el mismo enunciado. Veracruz es uno de los peores espacios de la república para los migrantes. 

 

Ni siquiera, vaya, pudiera compararse con el otro infierno de los migrantes cuando entran al desierto de Yuma y Arizona para adentrarse en Estados Unidos, donde en 19 de los 50 estados tienen leyes xenófobas y racistas y en donde el juez Joe Arpio tiene campos de concentración, tipo Hitler, para los ilegales, y en donde el presidente Barack Obama ha fracasado con la reforma migratoria.

 

LA PATRAÑA OFICIAL 

 

Falso, pues, como asegura el Movimiento Migrante Mesoamericano, que los migrantes “se ataquen unos a otros”. 

 

Por el contrario, ante la ineficacia del Estado de Derecho y de un Veracruz seguro para garantizar la seguridad en la vida, los carteles, halcones y maras se han adueñado del llamado ahora “cada día un mejor estado” y, por tanto, resulta fácil tirar la pelota a los otros. 

 

Hay menosprecio, pues, por los migrantes, cuando el sostén número uno de la economía jarocha está ahora en las remesas que los paisanos de Veracruz en EU envían cada mes a sus familiares. 

 

CANAL OFICIAL

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