Las oportunidades que los jóvenes tienen a su alcance, en un país bajo un clima de violencia y donde el mercado del narcomenudeo ha encontrado fácil acomodo, se han ido reduciendo. La primera Encuesta Nacional Universitaria, realizada por la Federación de Universidades e Instituciones Particulares de Educación Superior y la Asociación Nacional de Consejos de Participación Ciudadana, generaron cifras que deben convertirse ya, en focos rojos y motivo de la preparación de programas, no sólo de prevención, sino en estrategias que ayuden a los jóvenes a dar la espalda a este redituable negocio y de otros delitos, todos que vienen de la mano del narcotráfico.
La números quedaron así: 50% de los universitarios encuestados -de instituciones públicas y privadas- han tenido fácil acceso a algún tipo de droga. El 77.62%, aceptó conocer a algún compañero consumidor.
Las drogas más utilizadas son (además del alcohol, como lo manejó la encuesta): marihuana, cocaína, metanfetaminas y heroína.
El estudio, además de conocer la facilidad con la que las drogas llegan a los jóvenes universitarios, también analizó la percepción que ellos tienen con respecto a la seguridad en el país. Resultado que no fue mejor que los anteriores, pues siete de cada diez, dijeron haber sido víctimas de algún delito.
Los más recurrentes: robo en vía pública, extorsión, robo de auto o en casa habitación, clonación de tarjetas, amenazas y acoso, secuestro y hasta robo dentro de sus instituciones educativas.
A esto se le suma que más de 50% de las víctimas, no realizaron denuncia ante la autoridad por dos causas principales: falta de confianza y miedo.
No es asunto fácil. Si bien en nuestro país existen instituciones, tanto de salud como algunas otras dedicadas a los jóvenes, la realidad pide que los ojos que vigilen a los jóvenes vayan siendo cada vez más. Porque con la entrada de drogas a las universidades, no sólo preocupa el consumo, sino sus consecuencias: alumnos que optan por dejar los estudios son fácilmente enganchados al narcomenudeo.
En un país donde la educación es uno de sus varios puntos débiles -por deserción, por las condiciones de muchas escuelas de todos niveles, cuando hay “maestros” dejando sin clases a cientos de miles de alumnos con tal de manifestarse a modo por las calles del Distrito Federal- la importancia de la protección para que los jóvenes terminen sus estudios, deberían ser ya materia de programas sociales.
Addendum. Y no, no va Cuauhtémoc Cárdenas por la dirigencia nacional del PRD. Lo querían como una suerte de candidato de unidad o dedazo, para acabar pronto. Pero el ingeniero lo habrá pensado mejor (así habrá visto las pugnas al interior del partido), mejor les deja a los claros suspirantes la batalla.
Marcelo Ebrard sigue con el dedo puesto sobre la consulta abierta, pero de igual forma, por ahí anda también Carlos Navarrete y Carlos Sotelo, buscando el despacho nacional del sol azteca. Cárdenas Solórzano se dedicará mejor a la otra batalla que también comparte con el PRD, la de la reforma energética.
¿Será entonces que así, el ex jefe de Gobierno tenga la gran oportunidad?