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Dos décadas del TLCAN

Superiberia

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha sido muy exitoso en las dos metas que se plantearon: aumentar el comercio y la inversión entre los socios, México, Estados Unidos y Canadá.

Veinte años después ¿qué sigue para el TLCAN? ¿Se le puede seguir exigiendo?

En Estados Unidos un grupo de académicos encabezado por Robert Pastor han estado proponiendo la expansión del TLCAN hacia un esquema parecido al que tiene la Comunidad Europea.

Desde mi punto de vista este ejercicio sería quizás deseable, pero poco factible, ya que la lógica detrás de la Comunidad Europea (CE) ha sido, desde su concepción, más política que económica. El TLCAN ha sido lo opuesto.

La CE la pensaron  Konrad Adenauer, Jean Monnet, Winston Churchill y Robert Schuman principalmente como una estrategia para evitar una nueva guerra mundial. Decidieron hacer la alianza del carbón y el acero en 1950 que evolucionó en 1957 en el Tratado de Roma que estableció la Comunidad Europea.

Desde entonces llevan los europeos trabajando en conformar una unión que haga mucho más difícil el surgimiento de problemas que evolucionen en una nueva guerra mundial.

El TLCAN no tuvo esa lógica cuando se concibió. Para cada país ha sido un tema distinto. En el caso mexicano el contexto internacional tuvo un primer empuje para el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

Como acababa de caer el Muro de Berlín y había terminado la Guerra Fría, el interés en México era muy reducido. Salinas decidió proponer en Davos, en 1990, la negociación del TLCAN, con el fin de colocar al país en el mapa.

Era además un paso atrevido, pero lógico, para un país que estaba saliendo de la cerrazón que fue el modelo de sustitución de importaciones que hasta los 80 rigió nuestra economía.

Con alas metas planteadas al origen de las negociaciones del TLCAN, 20 años después es lógico seguir por el rumbo trazado: mayor apertura y mayor atracción de inversiones.

La pregunta es ¿cómo? Y ¿qué hacemos con los fuertes competidores que han entrado en la escena mundial como China?

Lo mejor sería buscar primero una mayor integración hacia dentro de la región de América del Norte. Pensar en hacernos más competitivos en un momento en que Asia nos quiere desbancar.

Ya tenemos dos grandes ventajas para ello: la primera es la pirámide poblacional integrada de los tres países. Entre México, Estados Unidos y Canadá tenemos una población mucho más joven, con promedio entre los 20 y los 34 años, a diferencia de China cuya edad promedio es entre los 40 y 49 años con una población muy reducida debajo de ese rango de edad.

La otra gran ventaja que tenemos como región, y que debemos explotar, es la producción compartida. Hoy los productos mexicanos que exportamos a EU tienen 40% de componentes estadunidenses. Los canadienses exportados a EU tienen 25% de componente de EU. En conjunto, los productos que exportamos entre nosotros tienen 32% de componentes de EU.

China, el segundo socio comercial de EU, apenas usa 4% de componentes estadunidense para lo que les exporta. Esto es un tema fundamental para EU que México sabe explotar y vender. Nosotros no hacemos outsourcing; nosotros somos socios.

La receta es sencilla: más de eso para los próximos años del TLCAN.

                Twitter: @AnaPOrdorica

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