La política europea se ve sacudida por un acontecimiento alarmante: el Primer Ministro de Polonia, Donald Tusk, denunció una serie de amenazas de muerte luego del atentado contra su homólogo eslovaco, Robert Fico. Este último tuvo que ser ingresado de urgencia en el hospital después de recibir varios disparos en plena calle al término de una reunión de Gobierno.
“Tuvimos mucho de esto ayer. Visión de Polonia”, manifestó Tusk en una publicación escueta en sus redes sociales, donde compartió un mensaje recibido el miércoles por la tarde que sugería que debería correr la misma suerte que Fico si se opone a la construcción del Puerto Central de Comunicaciones en Polonia.
El ataque contra el Primer Ministro eslovaco ocurrió mientras salía de una reunión gubernamental en Handlova. Un hombre de unos 70 años se acercó a él y disparó hasta en cuatro ocasiones, alcanzándolo. Aunque las autoridades eslovacas confirman que el tirador actuó solo y sin vínculos grupales, consideran que la motivación política fue el móvil del crimen.
Este incidente ha generado una ola de preocupación en la región, poniendo de manifiesto los riesgos que enfrentan los líderes políticos en un clima de creciente polarización. La seguridad de los funcionarios electos y la estabilidad política se encuentran en el centro del debate público, mientras las autoridades trabajan para garantizar la protección de aquellos que ejercen roles de liderazgo en la sociedad.
