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milio Lozoya fue nombrado director de Pemex en noviembre de 2012, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, por lo que tenía la obligación de presentar su declaración patrimonial, realizándola en enero de 2013 señalando ingresos mensuales netos por 722 mil pesos, de los cuales 390 mil fueron por actividad industrial o comercial, 184 mil por actividad financiera y 148 mil por su cargo público.
No obstante, en mayo de 2014 se negó a hacer públicos todos sus ingresos, solamente reportó que ganaba 4 millones 321 mil 838 pesos anuales, es decir, 360 mil 153 mensuales, lo que dimensionaba un aumento de 143 por ciento en relación a los 148 mil cuando tomó el cargo.
Al tomar posesión al frente de la paraestatal, Odebrecht le habría dado 4 millones de dólares, lo incongruente es que adquirió una mansión valuada en 38.1 millones de pesos. Aunado a ello se hizo de una obra de Dalí con 50 mil dólares y dijo que heredó un Picasso de 500 mil dólares.
Cuando empezó a sonar el escándalo de los sobornos que habría recibido, dejó de ser directivo de Pemex y ante la Función Pública señaló que no deseaba hacer público ningún bien patrimonial ni de ahorro, pese a que está estipulado como una de las principales obligaciones de los funcionarios.
En estos días, luego de quedar preso en el Reclusorio Norte desde el 3 de noviembre pasado, cuando se presentó a una audiencia presencial, sus abogados Miguel Ontiveros y Alejandro Rosas han expresado que Lozoya ofrece inmuebles y dinero en efectivo para “reparar el daño” por 3.4 millones de dólares en el caso Agronitrogenados y 1.6 millones de dólares por Odebrecht, lo que quiere decir que de alguna manera acepta estar involucrado en los casos de la compra indebida y los sobornos, respectivamente.
Desde que fue extraditado de España no había pisado la cárcel ya que se dijo “dispuesto” y apegarse al criterio de oportunidad, para evidenciar toda una estructura organizada de corrupción en el anterior sexenio, pero no lo había cumplido hasta antes de su aprehensión.
Lo anterior, es el principio del hilo de la bola mágica que se ha manejado en la mayoría de los gobiernos federales, donde cada funcionario tiene “las manos limpias” hasta que salen a la luz los casos de corrupción, un tema que ha sido manejado por el actual gobierno federal como el principal que se va a erradicar, pero ya van tres años del presidente AMLO y no se ve claro, al contrario, sus familiares y funcionarios más cercanos han estado envueltos en polémicas respecto a hechos corruptos, de lo que se ve seguirán en este sexenio y en otros más.
Lo que hace Lozoya de ofrecer la “reparación del daño” deja dos claras lecciones: de acuerdo a su declaración patrimonial la diferencia entre lo que obtenía antes de ser directivo de Pemex hasta su salida del cargo es abismal, y otra: ese “dinero mágico” que ofrece para salir de la cárcel seguramente no es tan suyo, es de la “caja chica” que manejan los gobiernos, proveniente de los impuestos de la ciudadanía.