Cada 20 de agosto, el Día Mundial del Mosquito nos recuerda la relevancia de estos diminutos insectos en la salud pública global. La fecha conmemora el importante hallazgo de Sir Ronald Ross en 1897, quien identificó a los mosquitos del género Anopheles como vectores de la malaria, un avance crucial en la lucha contra enfermedades transmitidas por estos insectos.
Recientemente, estudios realizados por investigadores de la Universidad Rockefeller han proporcionado nuevas y fascinantes perspectivas sobre el comportamiento de los mosquitos. Contrario a la creencia popular de que los mosquitos son atraídos por la “dulzura” de la sangre, la realidad es que su principal atractivo es el dióxido de carbono (CO₂) que exhalamos al respirar. Las hembras de la especie Aedes aegypti, conocidas por transmitir enfermedades como el dengue, el zika y la malaria, emplean un sistema olfativo altamente sofisticado para detectar el CO₂ y otros compuestos químicos presentes en el olor corporal humano. Este sistema les permite localizar a sus víctimas con una precisión asombrosa.
Lo más sorprendente es la resiliencia del sistema olfativo de los mosquitos. Incluso cuando los científicos intentan “desactivar” ciertos receptores olfativos en estos insectos, los mosquitos aún logran encontrar y picar a los humanos. Esto se debe a que han desarrollado un sistema de “respaldo” en su capacidad para detectar olores. Cada neurona olfativa en los mosquitos puede percibir múltiples tipos de señales químicas, lo que les permite seguir rastreando a sus presas incluso si uno de sus receptores falla.
Estos hallazgos no solo subrayan la complejidad de los mecanismos de detección de los mosquitos, sino que también presentan desafíos significativos para el desarrollo de métodos eficaces de prevención de picaduras y control de enfermedades. Sin embargo, también abren nuevas avenidas de investigación para entender mejor cómo estos insectos perciben su entorno y cómo podríamos influir en su comportamiento para proteger la salud pública. En este Día Mundial del Mosquito, es fundamental reflexionar sobre estos avances y su impacto potencial en la lucha contra las enfermedades transmitidas por estos insectos.
