Agencias
México.- El Día de los Muertos, celebrado principalmente el 1 y 2 de noviembre, es una de las tradiciones más emblemáticas de México y algunos países de Latinoamérica. Esta festividad tiene raíces prehispánicas, en culturas como los aztecas y purépechas, que honraban a los difuntos como parte de un ciclo de vida. Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, la tradición se fusionó con celebraciones católicas, como el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, convirtiéndose en una mezcla cultural única reconocida en 2008 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
La celebración incluye altares u ofrendas decoradas con flores de cempasúchil, velas, calaveras de azúcar, fotos y objetos significativos, con el objetivo de dar la bienvenida a las almas de los seres queridos. Cada elemento en la ofrenda tiene un simbolismo especial que guía y agrada a los espíritus durante su visita a la Tierra, asegurando que sientan la cercanía de sus familiares y amigos.
En paralelo, el 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos en el calendario cristiano, dedicado a honrar a los santos y mártires. Esta festividad tiene un enfoque más espiritual, pero en países de Latinoamérica se entrelaza con el Día de los Muertos, formando una jornada de fe, respeto y celebración de la vida eterna y la memoria de los seres queridos.