Significado
Esta calaverita, busca mostrar que la muerte no es sólo un momento de tristeza y dolor; sino lo único real y cien por ciento infalible de la vida, ya que, todo lo que existe deberá perecer. Además, pretende mostrar a la muerte a través de un cristal distinto al que normalmente la retrata: una visión lúgubre, sombría y siniestra. Transmutando lo triste e incomprendida que es su labor a una justa, equitativa e ineludible.
Se realiza el 31 de octubre y el 1 y 2 de noviembre, donde se tiene la creencia de que las ánimas de los difuntos regresan esa noche para disfrutar los plati-llos y flores que sus familiares les ofrecen.
Somos un pueblo que celebra la muerte con vida, con cantos, comida, dulces y papel picado, se mezclan culturas y las creencias.
TROCITOS DE OROPEL:
Meditaba profundamente la calaca nívea y reluciente:
“¿Depurar o alargar?… ¿Incluir o descartar?”
De su listado pendiente.
“Repasando lo cumplido, quizá pueda mi solución hallar.
Pandemia, enfermedades, guerra, sismos, huracanes.
Aportaron bastos elementos al panteón,
Mas me faltan algunos rufianes
Que pretendo invitar a mi mansión”.
“¿Empezaré por los vetustos corruptos
ansiosos siempre de sexenales aires?…
O ¿por los nóveles aprendices ineptos,
avidos de protagonismo y escasos de saberes?…
Estuches vacíos forrados de oropel.
Rebosantes de ambición, soberbia e indiferencia.
¡Perfecto, he hallado la cuadratura a la circunferencia!”
Exclamo complacida y orgullosa; mas fiel,
ineludible y apegada a su práctica penosa.
Se ajuareó la catrina hermosa.
¡Que se cuiden los fatuos ansiosos
Sedientos de escaparate y vitrina!
Pues ya viene la señora de pasos
silenciosos
A invitarles una copa ¡y no precisamente en la cantina!
MILCA MICHELLE CAMACHO M.
Los orígenes de la tradición del Día de Muertos son anteriores a la llegada de los españoles, quienes tenían una concepción unitaria del alma, concepción que les impidió entender el que los indígenas atribuyeran a cada individuo, varias entidades anímicas y que cada una de ellas tuviera al morir un destino diferente.
En México, las culturas indígenas concebían a la muerte como unidad dialéctica: el binomio vida- muerte, lo que hacía que la muerte conviviera en todas las manifestaciones de su cultura.
Que si símbolo o glifo apareciera por doquier, que se le invocara en todo momento y que se representara en una sola figura, es lo que ha hecho que su celebración siga viva en el tiempo.
En este año el evento va a ser diferente, en muchos casos de manera virtual y en otros en la intimidad de los hogares que se han vestido de luto por la pandemia; los cementerios siguen sin darse abasto, habrá muchas tumbas sin adornos y muchos muertos sin tumbas, muchos no podrán ir a ver a sus muertos y las miles de ánimas tal vez no encuentren a sus familias; sin embargo, hagámos una fiesta de vida y no de tristeza antes de tiempo, honremos a todos los mexicanos que han partido este año sin olvidarlos a ninguno, que es la idea de las fechas actuales.
Origen
Se situa en el periodo colonial en el encuentro de dos cosmovisiones y sus tradiciones; la prehispánica y la hispana.
Cosmovisión prehispánica
La celebración era en agosto y marcaba el final del ciclo agrícola. La costumbre era enterrar a los muertos con objetos y ofrendas para su viaje a la otra vida.
Idea católica
El calendario se rige por la vida y muerte de Jesucristo y se celebra a todos los santos y a las fieles difuntos.