DeVonta Smith regresa a Louisiana, pero esta vez no como el joven que solía jugar en campos de preparatoria, sino como una estrella consolidada de la NFL. El receptor de los Eagles de Filadelfia se encuentra a las puertas de la gloria: ganar su primer anillo de Super Bowl en el imponente Caesars Superdome, a poco más de una hora de Amite, la comunidad que lo vio crecer.
Un Atleta Que Desafía la Lógica
En un deporte dominado por gigantes de físico imponente, Smith ha demostrado que las reglas están hechas para romperse. Con apenas 1.80 metros de estatura y 77 kilos, muchos dudaron de su capacidad desde sus días en la Universidad de Alabama. Sin embargo, silenciar a los críticos se volvió parte de su historia, coronándose con el prestigioso Trofeo Heisman en 2020.
“Demasiado frágil, demasiado ligero, demasiado débil”, dijeron entonces. Ahora, Smith es una pieza clave del equipo de Filadelfia, listo para demostrar que el corazón pesa más que cualquier estadística.
El Orgullo de Amite
Amite, un pequeño pueblo de la parroquia de Tangipahoa con apenas 4,000 habitantes, es un lugar marcado por la sencillez y el trabajo duro. Allí, entre campos y pequeñas industrias, Smith moldeó su carácter. Y aunque ahora pisa escenarios de élite, nunca olvida de dónde viene.
“Significa mucho. No solo porque es en casa, sino porque era el objetivo final: llegar al Super Bowl”, dijo Smith en el Día de Medios.
El receptor ha retribuido a su comunidad invirtiendo en viviendas y donando equipamiento deportivo a los equipos juveniles. Durante las temporadas bajas, regresa para entrenar en su antigua escuela, jugar basquetbol y compartir consejos con los nuevos talentos de Amite High School.
La Tercera Es la Vencida
El Superdome le trae recuerdos agridulces. Dos veces jugó allí en la preparatoria, una con una fractura de clavícula y otra con una derrota por cuatro puntos. Ahora, el destino le ofrece una tercera oportunidad, pero esta vez el premio es mucho mayor.
Frente a él estarán los Kansas City Chiefs, una dinastía temible que ha dominado la NFL en los últimos años. Pero Smith no teme. Nunca lo ha hecho.
Con el corazón de Amite en su pecho y los sueños de un Super Bowl en sus manos, está listo para demostrar, una vez más, que las raíces y el carácter son las verdaderas claves del éxito.
