AGENCIA
Matagalpa, Nicaragua.- Los sacerdotes nicaragüenses Ulises René Vega Matamoros y Edgar Sacasa, vicario judicial y vicario pastoral, respectivamente, de la diócesis de Matagalpa, fueron detenidos este jueves por la Policía Nacional, según denunció el cura exiliado Edwin Román y la prensa local.
El exiliado párroco Edwing Román, conocido por su crítica al Gobierno sandinista, expresó en la red social X: “La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo aprovechan la atención mundial sobre Venezuela para encarcelar a dos sacerdotes en Nicaragua, y continuar la persecución a la Iglesia Católica, en medio del silencio cómplice y la falta de valentía por predicar genuinamente el Evangelio”.
El portal nicaragüense República 18 informó que el sacerdote Vega Matamoros, además de ser vicario judicial, es responsable de la pastoral familiar de la diócesis de Matagalpa y párroco de la iglesia San Ramón. Por su parte, Sacasa, además de ser vicario pastoral, es cura de la parroquia San Isidro.
Las detenciones ocurrieron el mismo día en que comenzaron en Managua las fiestas populares en honor a Santo Domingo de Guzmán, una de las pocas actividades religiosas autorizadas por las autoridades nicaragüenses, bajo la coordinación de la Alcaldía capitalina, controlada por los sandinistas, y la Policía Nacional.
Hasta el momento, ni el Gobierno de Nicaragua ni la Policía Nacional han ofrecido versiones oficiales sobre las detenciones, manteniéndose en su habitual silencio ante estas denuncias.
La diócesis de Matagalpa está dirigida desde el exilio por el obispo Rolando Álvarez, quien fue excarcelado y enviado a Roma en enero pasado. En enero, el gobierno de Ortega acordó con la Santa Sede el envío al Vaticano de Álvarez y del obispo Isidoro Mora, junto a 15 sacerdotes y dos seminaristas nicaragüenses que estaban privados de libertad.
El 18 de octubre pasado, el Gobierno nicaragüense excarceló a 12 sacerdotes y los envió al Vaticano tras un acuerdo con la Santa Sede, aunque entre estos no estaba el obispo Álvarez, que se resistía a abandonar el país. Previamente, el 9 de febrero de 2023, las autoridades liberaron a otros ocho sacerdotes y los enviaron a Estados Unidos como parte de un grupo de 222 excarcelados políticos nicaragüenses.
En esa ocasión, el obispo Álvarez, que estaba bajo arresto domiciliario, se negó a subir al avión y fue enviado a una prisión de máxima seguridad. Posteriormente, fue condenado a 26 años y cuatro meses de prisión, despojado de su nacionalidad y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida, por delitos considerados de traición a la patria.
La condena contra Álvarez fue dictada un día después de que rechazara subir al avión que lo llevaría con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses a Estados Unidos. Esto provocó la ira de Ortega, quien en cadena nacional lo calificó de “soberbio”, “desquiciado” y “energúmeno”.
