Fortín.- El fraccionamiento Fortín cada vez está más inmerso en el olvido: calles parchadas, llenas de baches en la primera y segunda sección, así como flora y fauna nociva; jardineras en mal estado, e incluso residuos de trabajos de jardinería que ningún servicio municipal recoge, son de las cosas con que los ciudadanos de esta zona de “alta plusvalía” tienen que vivir.
En un recorrido hecho por este medio de comunicación en el fraccionamiento de Fortín, se lograron capturar imágenes que evidencían la falta de mantenimiento y atención de los servicios municipales, pues el deterioro de las calles parece importarle poco a la actual administración.
La primera y segunda sección están llenas de baches y parches, mientras que al inicio de esta zona, justo frente a la delegación de la Secretaría de Seguridad Pública, al inicio de la avenida Cofre de Perote, las jardineras -eso sí, pintadas- soportan maleza más que flores y algunas de éstas ya están rotas y a punto de caerse.
El camellón que conduce hacía la carretera federal a Orizaba está fracturado, con presencia de humedad y exceso de maleza; se aprecian muros en ambos lados de casas que han sido grafiteados, así como falta de alumbrado público.
Cada año que pasa, el fraccionamiento se ve aún más deteriorado; además, los vecinos tienen que padecer -a pesar de que puntualmente pagan sus impuestos- la falta del servicio de recolección de basura orgánica, tal y como lo manifestó una vecina del lugar que no quiso proporcionar su nombre, pero que declaró en entrevista: “tengo tres semanas con esa basura, y ni el carro de Basura ni el Departamento de Ecología quieren recoger”.
Así, otro vecino se sumó a la queja, argumentando que tienen años sin que alguna administración haga algo, incluso el actual Alcalde se atrevió a decir hace un año que los vecinos tenían que poner recursos para que de manera bipartita, los ciudadanos y Ayuntamiento pavimentaran, algo que -aseguró- es ilógico, ya que pagan impuestos como todos los ciudadanos.
Lo cierto es que los días, meses y años pasan, y el fraccionamiento pierde la plusvalía con que hace 30 años contaba, lugar que era codiciado para vivir y que ahora luce en la desolación.
Mauricio Láinez Vázquez
El Buen Tono
