Ciudad de México – Tras el devastador paso del huracán “Otis” por Acapulco, la ciudad enfrenta una amenaza inminente de enfermedades, según advierten expertos en salud. El aumento de los casos de dengue, infecciones respiratorias agudas y diarreicas es motivo de preocupación, y se ha planteado la posibilidad de un brote de cólera.
El suministro de agua potable llegó tarde a la zona afectada y aún no es suficiente para satisfacer las necesidades de la población. Esta situación ha llevado a algunos a consumir agua de fuentes no seguras, aumentando el riesgo de enfermedades transmitidas por agua contaminada.
El Hospital Regional General Vicente Guerrero, operado por el IMSS en Acapulco, ha quedado gravemente dañado y solo funciona el área de urgencias, lo que limita significativamente la capacidad de respuesta en caso de un brote de cólera u otras enfermedades.
Sonia López, miembro de la Sociedad Mexicana de Salud Pública, expresó su preocupación por el aumento de los casos de dengue, especialmente debido a la acumulación de agua estancada y basura que dejó el huracán. Esto ha creado condiciones propicias para la reproducción del mosquito transmisor de la enfermedad.
Jesús Felipe González Roldán, ex presidente de la Sociedad Mexicana de Salud Pública, advirtió que también se ha producido un aumento en las infecciones respiratorias agudas y diarreicas. Las infecciones respiratorias agudas podrían aumentar durante la temporada invernal, y la coexistencia de virus como el sincitial respiratorio, la influenza y el COVID-19 agrava aún más la situación.
Además, es muy probable que la población esté consumiendo agua contaminada con materia fecal, lo que podría resultar en un aumento de enfermedades diarreicas agudas. El experto también alertó sobre el riesgo de leptospirosis, una enfermedad transmitida por el agua que podría convertirse en un problema en estas circunstancias.
González Roldán señaló que se espera un aumento en las infecciones de piel, dermatosis, infestaciones de piojos, chinches y micosis en pies y manos. También advirtió sobre la posibilidad de un aumento de casos de conjuntivitis y hepatitis de tipo A.
Además de las amenazas para la salud física, el experto destacó los problemas de salud mental que enfrenta la población de Acapulco debido a la pérdida de seres queridos, fuentes de trabajo, hogares y la devastación general causada por el huracán “Otis”.
La situación se ve agravada por la falta de farmacias para surtir medicamentos, que fueron saqueadas, y la capacidad limitada de los hospitales del sector salud debido a múltiples carencias.
Los problemas de basura y malos olores también afectan a la población, con toneladas de desechos acumulados en las calles. Los servicios básicos, como la electricidad, el agua y el gas, son escasos o inexistentes para la mayoría de los residentes.
La ciudad enfrenta una crisis de salud compleja y urgente, que requiere una respuesta coordinada de las autoridades y organizaciones de salud para evitar la propagación de enfermedades y garantizar el bienestar de la población afectada.