Por: Aleluya Moreno Lorenses Oropesa / columnista
Asesenta días del estelar electorero mexicano, las casas de ocurrentes encuestas ingresaron al refrigerio esperando directrices de Tlacaélel, más que la opinión de sujetos anónimos elegidos al azar entre parientes.
Prestos se reunieron los 5 ases a puerta cerrada con afiliados al Citibanamex, dueños del dinero capital y micro-vidas de 120 millones de parias aztecas. Peña Nieto clausuró el cónclave de donde ha de salir humo trenzado rojo, azul, morado; pues todo cabe en un vochito, sabiéndolo acomodar.
El Gran Elector apuntala con cartas marcadas su estrategia: palomear a quien mejor controle masas irredentas incluidas las bandas partidistas, sin opción de alocarse con tal poder en sus desechables manitas, al tenor de los siguientes principios.
Reformas Constitucionales blindadas. La inversión de capital financiero no es piyamada nostálgica revoltosa: exige estabilidad político-social garante de su inversión, incluidos amarres legalizados con capital público usufructuado, sin fisuras por donde se puedan colar futuras acusaciones de genocidio, robo y lesa humanidad, el próximo Gobierno será más de ellos mismos; por lo que miente Obrador cuando cose su arroz liberando el nuevo aeropuerto y pozos petroleros, a condición de no usar recursos públicos; pues, si no, ¿qué asegura ganancias extraordinarias, la facilidad de retiros de dinero y, en su momento, la extinción sin penas de contratas?
Magno parte-aguas, sin retorno. Hay un México antes de las reformas empeñadas y, uno después. Desdendenantes el capital hacía lo que quería con el mercado azteca, pero era ilegal. Ahora, todo negocio leonino está debidamente sustentado en Leyes cosmopolitas.
Las cláusulas de garantía a la inversión son amparadas por Tribunales Internacionales y no en usos y costumbres tribales, aplicables al contentillo de jueces de tercera.
Así que una vez signados acuerdo y contratos, no hay poder que los revoque. Ni a costas de pagar infames indemnizaciones.
Firma de Tratados de Latrocinio Comercio Amarrados Legalmente. El Tratado de Libre Comercio del Atlántico (ATP) congelado más de un año por la inesperada sorpresa electoral de Trump, ha sido firmado por el congreso mexicano. Y ya es candado para el próximo Gobierno, sin importar quien gane.
Entre otras cosas, libera el comercio local a mercadería fuereña, hasta ahora contrabandeada; poniendo en picota la planta productiva nacional, de tan pobre productividad.
El TLC suscrito con la Comunidad Europea y el próximo TLCAN, disponen de seguros a la inversión aparte de novedades comerciales y arancelarias sin cobertura para igualar salarios, pues el aporte principal de los mexicanos al concierto internacional financiero es la mano de obra súper barata, férreamente controlada.
Siempre habrá un carnicero a la mano. La parábola de los tigres alocados de Andrés, no es una blofeada: es el sexto as bajo el muñón de la mano en juego.
El desprestigio de la partidocracia es tan irreversible, que el sesenta por ciento y más de los mexicanos no vota, obligando a la burocracia electorera a realizar malabares para confundir al respetable haciéndole creer en la democracia liberal, a pesar de las políticas económicas, sociales y culturales antidemocráticas implantadas.
Si con tanta opción de participación tolerada, todavía hay quienes se ofusquen o, se pasen de lanzas, la represión legitimada con futuros pactos de congresistas integrados al gobierno de coalición, los pondrá de la mano en el cadalso bronco, blindados contra cualquier acusación de abuso militar o policial.
Obrador, inicia el vuelo en picada. Dicen sus adláteres que por táctica superó su estigma bravucón, blandiendo paz y amor a todos sus adversarios, menos a los que no le besen la mano, para avanzar sin romper un solo cristal sobre las inmaculadas avenidas de los escenarios de masas, comunicando albricias: morena es esperanza sin importar que su padrón esté relleno de mandriles, tepocatas, dinosaurios, ratas, aves de rapiña, sanguijuelas y maestras convalecientes operando votos.
A partir del descalabro vemos un avejentado y lento Peje que ha dejado de ser lagarto chapucero, transformado en aspiradora carroñera.
Franquicia desquiciada. A Obrador y su partidito familiar le pasó lo que a prerrogativas mal suministradas: inician con todo en regla según la oferta ofrecida, pero, en el mercado fracasado hacen ocurrencias para completar el chivo.
Por ello el cambio de responsables territoriales mozos, dándole paso a viejos operadores del sistema electoral y de los puestos de Gobierno en concurso: Korrodi, Gabriela Cuevas, René Fujiwara, Víctor Romo, Salgado Macedonio, Chiguil Figeroa, González Sánchez, Ebrard, Martínez Cázares, Barbosa, Mayer, Cuevas Gabi, Napo Urrutia, Mireles, Bartlett, Albores, Tatiana, Pech, Hugo Flores, Yeickol, Romo, Moctezuma, Jiménez Espriú y etcétera caterva. Con ellos en el Congreso, ¿quién se preocupa por decisiones peje-locas?
La paradoja de Trump ya es endémica. La población hastiada de tanto crimen y abuso del poder se adhiere ingenuamente a quien le ofrece algo diferente, cayendo en la trampa caza-bobos tendida por el propio sistema, al punto indeseado de que con su apoyo logre la silla principal y mayoría parlamentaria el más emboscado de sus enemigos.
Peor sería que el alocado populista activado por la burguesía nacional para recuperar mercados, ponga en riesgo el compromiso de continuidad del Plan Nacional de Desarrollo ya trazado. Por este riesgo personalísimo del Peje, no califica.
Al ladrón, al ladrón. Con Obrador a la baja, Anaya en auge y Miade congelado, inicia el activo de votos duros estructurado por operadores de su vendimia, así como la manipulación del voto de castigo.
Súmanse a la maniobra orquestada miles de pobladores ofendidos por tanta tranza, impuestos, carestía, crímenes sin castigo, criminalización tan sólo por respirar pobreza; incluyese la burguesía, pequeño burguesía y clase media que no goza de las mieles del circulo oligarca monopolizado, ni en calidad de miserable encomendero.
Sin un partido de clase, pues Morena es de utilería, tanto descontento popular desordenado camina desbocado hacia la frustración, así como a próximas revueltas legítimamente reprimidas por quienes forman parte del gobierno y del parlamento reciclado.
Como gallinita ciega, vota. Ha llegado el momento de hacerlo a favor de quien indique el Gran Elector, soltando amarras para asegurar urnas con votos apropiados, al precio que sea. La hidra de operadores ha manipulado hasta ahora medios digitales inflando estadísticas con técnicas de circo de tercera; pero, el mercado clandestino exige ya la definición del ungido y presiona.
Voz popular dice que siendo todos iguales de ratas, peor sería si no votas, pues el PRI lo hace por ti. Peor son quienes se venden a cambio de 30 monedas; perdidos están quienes cifran sus deseos de mejor vida en líderes dosificados.
Milagro a la mano. Festinan corifeos y sesudos analistas que la Comunidad Europea atrajera la investigación policial del supuesto delito de Anaya por lavado de dinero con finalidades electorales mediante el beneficio inmobiliario, poniéndole a la mano de la bronca hacha, para dejarle el camino libre al inseguro Miade, evitando que el inestable Peje llegue al sensible cargo.
Olvidan que, cuando el poder decide la estrella de su reparto, no le importa cuán pusilánime, ignorante, bobo, ocurrente, cleptómano, sea en campaña.
En el cargo por la magia del decore se les quitará lo folclórico, lo ligero de cascos, el gusto público por vedetes reconocidas, lo gris de león rojo, lo santón, lo mandilón, lo etílico y el anulado gusto por lecturas.
Así, en vez de reiterar lo trácala, ya en funciones cuidando el ornato nacional, ¿qué te hace no esperar de los tribunales internacionales su próxima exoneración de cargos infames adosados al Joven Maravilla, trazando sin mácula su festinada unción desde dominios alemanes?
Séptimo as debajo de la destroncada mano del poder. Así, hasta el último minuto de las 22 horas del próximo primero de julio, podrá decidir el Gran Elector avalado por el TEPJF, curado de qué quiere su tepache: si de moronitas, lirio pantanero, rompope, sangría bronca, o, mejor, de levadura socialdemócrata teutona.