Chihuahua.- El Papa Francisco se encontró con diversos representantes del mundo del trabajo en el Colegio de Bachilleres de Chihuahua. Ahí, destacó que la falta de empleos para los jóvenes, así como de trabajos bien remunerados, es el “mejor caldo de cultivo” para que los jóvenes caigan en “el círculo del narcotráfico y la violencia”.
“De los flagelos más grandes a los que se ven expuestos los jóvenes, la falta de oportunidades de estudio y de trabajo sostenible y redituable que les permita proyectarse, y esto genera en tantos casos situaciones de pobreza y marginación. Es un lujo que hoy no nos podemos dar; no se puede dejar solo y abandonado el presente y el futuro de México”, dijo el Sumo Pontífice.
Además, advirtió que Dios le pedirá cuenta a los “esclavistas de hoy”, en una dura crítica a la precariedad e ilegalidad laboral, a la mentalidad reinante que busca conseguir ganancias a cualquier costo.
Antes de tomar la palabra, escuchó una introducción de Jorge Alberto Cavazos Arizpe, arzobispo auxiliar de Monterrey y asesor de la Pastoral laboral de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
También oyó los testimonios del matrimonio formado por Daisy Flores Gámez, secretaria, y Jesús Arturo Gurrola Varela, empleado.
“El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están al servicio del bien común. Y, cuando el bien común es forzado para estar al servicio del lucro, y el capital la única ganancia posible, eso se llama exclusión”, dijo -por su parte- Francisco.
“Desgraciadamente, el tiempo que vivimos ha impuesto el paradigma de la utilidad económica como principio de las relaciones personales. La mentalidad reinante propugna la mayor cantidad de ganancias posibles, a cualquier tipo de costo y de manera inmediata”, lamentó Su Santidad.
Afirmó que esa mentalidad olvida que la mejor inversión es invertir en la gente, crear oportunidades, y no ceñirse a un sistema que pone a las personas al servicio del flujo de capitales, provocando la explotación de los empleados como si fueran objetos a usar y tirar.
“¿En qué cultura queremos ver nacer a los que nos seguirán? ¿Qué atmósfera van a respirar? ¿Un aire viciado por la corrupción, la violencia, la inseguridad y desconfianza o, por el contrario, la renovación?”, insistió.