Esta semana de rebeliones cañeras, magisteriales, cafetaleras y de descontento social me permito compartir, para que entendamos mejor, este proceder humano de rebeldía, tan presente en ser humano de todos los tiempos. En 1906, un pigmeno cazado en la selva del Congo llegó al zoológico del Bronx, en Nueva York. Fue llamado Ota Benga, y fue exhibido al público, en una jaula, junto con un orangután y cuatro chimpancés. Los expertos de aquellos años explicaban al público que este humanoide, podía ser el eslabón perdido, y para confirmar esa sospecha lo mostraban jugando con sus hermanos peludos.
Algún tiempo después, el pigmeno fue rescatado por la supuesta caridad cristiana. Se hizo lo que se pudo, pero no hubo manera. Ota Benga se negaba a ser salvado. No hablaba, en la mesa rompía los platos, golpeaba a quien quisiera tocarlo, era incapaz de realizar ningún trabajo, se quedaba mudo en el coro de la iglesia y mordía a quien quisiera fotografiarse con él. Al fin del invierno de 1916, tras diez años de domesticación, Ota Benga se sentó frente al fuego, se desnudó, quemó la ropa que lo obligaban a vestir y se apuntó al corazón con una pistola que había robado.
Con esta historia, siendo un acto raro de conducta, este pigmeo del Congo, les dio una lección de rebeldía.
Corría el año de 1543, moría Nicolás Copérnico, murió mientras se ponían en circulación los primeros ejemplares del libro suyo, que demostró que el mundo gira alrededor del sol. La Iglesia prohibió el libro, por ser falso y contrario a las sagradas escrituras, envió a la hoguera al sacerdote Giordano Bruno, por difundirlo, y obligó a que Galileo Galilei negara haberlo leído y creído.
Tres siglos y medio después, el Vaticano se arrepintió de haber asado vivo a Giordano Bruno y anunció que iba a erigir, en sus jardines, una estatua de Galileo Galilei. La famosa embajada de Dios en la tierra se toma su tiempo para hacer justicia. Pero al mismo tiempo que perdonaba a estos herejes el Vaticano hizo santo al cardenal de la Inquisición, Roberto Bellarmino. Esta historia también es un acto de Cordura rebelde que está y estará siempre presente en todos los humanos, y que el tiempo es el único que realmente puede juzgar.
En el año de 1431 una muchacha de diecinueve años fue quemada viva en el mercado viejo de Rouen. Ella subió al altar con un enorme gorro que decía : Herética, Reincidente, Apostata e Idolatra. Después de quemada, fue arrojada al río Sena, desde lo alto de un puente, para que las aguas se la llevaran lejos. Ella había sido condenada por la Iglesia católica y Reino de Francia, se llamaba Juana De Arco. ¿Les suena? Este espacio que en muchas ocasiones lo he dedicado a hombres y mujeres rebeldes que de cierta manera el tiempo les ha devuelto la razón, por eso es importante no juzgar sin conocer antes el problema, en estos momentos de tensión y crisis que estamos viviendo en la zona, por los conflictos sociales regalémonos un tiempo para leer las demandas sociales de estos movimientos, no juzguemos por lo que nos molesta, o por lo que nos hacen pensar está mal, y termino con un relato muy corto sobre John D. Rockfeller, dueño del mundo, por aquellos años 30’s rey del petróleo, fundador de la Standard Oil Company., Había vivido casi un siglo. Pero en su autopsia no se encontró ningún escrúpulo. Así lo veo yo desde las gradas ¿y usted?