En lo que parecía ser una simple tarea de limpieza, un chatarrero italiano, Luigi Lo Rosso, encontró en 1962 una auténtica obra del célebre artista español Pablo Picasso, sin siquiera sospecharlo. Este inesperado hallazgo ocurrió mientras Lo Rosso limpiaba el sótano de una casa en la paradisíaca isla de Capri, Italia. Lo que para él era un cuadro más, terminó decorando la pared de su hogar en Pompeya, colgado en un marco barato por casi 60 años.
El descubrimiento de la verdadera identidad de la pintura no fue hasta mucho después, cuando su hijo, Andrea Lo Rosso, comenzó a sospechar del origen de la obra tras leer una enciclopedia de arte. “Mi padre no sabía quién era Picasso. Al comparar la firma de la pintura con las de Picasso en libros de arte, le comentaba a mi padre, pero él no entendía”, compartió Andrea en una entrevista con The Guardian.
Lo que comenzó como una mera curiosidad familiar se transformó en una búsqueda exhaustiva que terminó en manos de expertos. Entre ellos, el detective de arte Maurizio Seracini y la grafóloga Cinzia Altieri, quienes analizaron a fondo la firma en el cuadro. Tras meses de investigación, Altieri concluyó que la firma era auténtica, eliminando cualquier duda sobre su falsificación.
El retrato y su musa: Dora Maar
La obra en cuestión es un retrato distorsionado de Dora Maar, musa y amante de Picasso. La pintura, sorprendentemente similar a Buste de femme (Dora Maar), una pieza que Picasso pintó en la década de los 30, está valuada en aproximadamente 6 millones de dólares. Este hallazgo ha causado revuelo, ya que se cree que la obra podría haber sido realizada en uno de los frecuentes viajes de Picasso a Capri.
Un final aún incierto
A pesar de que el equipo de expertos ha validado la autenticidad de la firma y la obra, falta la verificación final por parte de la Fundación Picasso de Málaga, la cual, hasta ahora, se ha mostrado reticente a colaborar. Esta institución recibe a diario cientos de solicitudes de personas afirmando poseer obras originales, lo que ha retrasado el proceso de validación en este caso.
Por ahora, la pintura descansa en una bóveda en Milán, a la espera de que se resuelva su destino. ¿Será esta la segunda versión de un retrato de Dora Maar pintado por el mismísimo Picasso? La verdad parece estar cerca, pero solo el tiempo dirá si este descubrimiento accidental cambiará la historia del arte.