El silbato de la muerte azteca, un instrumento enigmático que emite un sonido aterrador similar a un grito humano angustioso, ha captado el interés de científicos y arqueólogos por décadas. Un reciente estudio publicado en Communications Psychology de la revista Nature revela cómo este peculiar objeto activaba regiones superiores del cerebro humano, dejando una sensación de desconcierto y miedo entre quienes lo escuchaban.
El impacto del sonido en el cerebro
La investigación liderada por el neurocientífico Sascha Frühholz de la Universidad de Zúrich sometió a 70 voluntarios europeos a pruebas psicoacústicas. Sin advertencia previa, los participantes escucharon sonidos que incluían grabaciones del silbato azteca, clasificándolo en su mayoría como un “grito”. Los resultados mostraron que el silbido activaba áreas cerebrales relacionadas con el procesamiento de sonidos aversivos, como los llantos de bebés o gritos de alarma.
Según los científicos, el cerebro humano tiene dificultades para categorizar este tipo de ruido, ya que su origen híbrido —entre lo natural y lo artificial— lo hace único. Esta ambigüedad intensificaba el procesamiento cognitivo, generando emociones de miedo y desorientación.
Un sonido incomparable
El silbido de este instrumento se ubicó en una categoría propia, junto a sonidos de alarma como sirenas o bocinas, y emociones humanas asociadas al dolor, la ira y el miedo. Estas características sugieren que los aztecas explotaban deliberadamente el efecto psicoemocional de este instrumento en rituales religiosos y actos de guerra.
“Los silbidos de calaveras parecen herramientas sonoras únicas con efectos psicoafectivos específicos en los oyentes”, concluye el estudio.
El redescubrimiento del silbato
El silbato fue hallado en 1999 en el Templo de Quetzalcóatl, en la Zona Arqueológica de Teotihuacán, inicialmente interpretado como un simple adorno. Sin embargo, en 2014, un accidente llevó a los arqueólogos a descubrir su aterrador sonido, abriendo nuevas teorías sobre su uso en rituales de sacrificio humano y como herramienta para infundir miedo en los enemigos durante las batallas.
Un estudio publicado en la International Journal of Engineering Trends and Technology en 2021 señala que el silbato podía alcanzar hasta 102 decibelios, suficiente para causar pánico en escenarios bélicos. Su diseño, decorado con motivos de calaveras, lo asocia directamente con los rituales de la muerte.
Instrumento de poder y misticismo
Dos silbatos de este tipo fueron hallados en manos de un sacrificado frente al templo de Ehecatl en Tlatelolco, lo que refuerza su vínculo con los sacrificios religiosos. Según el especialista Roberto Velázquez Cabrera, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, este instrumento no solo era una herramienta sonora, sino un símbolo de la cosmovisión azteca sobre la muerte y el sacrificio.
Un legado que sigue estremeciendo
El silbato de la muerte azteca no solo representa un enigma arqueológico, sino un testimonio del ingenio y profundidad simbólica de la cultura mexica. Hoy, gracias a los avances en neurociencia y arqueología, entendemos un poco más sobre el impacto que este instrumento tuvo en su tiempo: una mezcla de sonido, misterio y terror que permanece en el imaginario colectivo.
¿Te atreverías a escuchar su estremecedor sonido?