CDMX.- En la última década, un gran lago de lava burbujeó y salpicó dentro de la caldera de la cumbre del volcán Kilauea, uno de los más activos del planeta; en 2018, el lago se drenó rápidamente y parte del piso de la caldera colapsó.Durante aproximadamente un año, el cráter Halema’uma’u, mucho más profundo y ancho, estuvo relativamente tranquilo, pero en julio de 2019, los pilotos de helicópteros comenzaron a notar que el agua se acumulaba en un estanque en la parte más baja del cráter.
Los niveles de agua han aumentado constantemente desde entonces y hoy, el lago, ahora con un brillo marrón oxidado en su superficie, debido a las reacciones químicas que tienen lugar en el agua, tiene un área mayor a cinco campos de fútbol combinados y una profundidad máxima de aproximadamente 30 metros, señala la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA por sus siglas en inglés).
Si el magma tiene muchos gases disueltos y vapor, se pueden generar presiones y erupciones explosivas. Si no, la lava tiende a fluir suavemente de las fisuras en el suelo, como ha sido el caso en Kilauea durante los últimos 200 años.
Hay dos escenarios que podrían conducir a una erupción explosiva. “En un caso, el magma podría ascender rápidamente por el conducto e intersectarse con el lago; en el segundo, el piso del cráter podría colapsar y dejar caer toda el agua a una zona donde se calentaría rápidamente en vapor”.
*el tip
PRESIONES Y ERUPCIONES EN EL VOLCÁN
Si el magma tiene muchos gases disueltos y vapor, se pueden generar presiones y erupciones explosivas. Si no, la lava tiende a fluir suavemente de las fisuras en el suelo, como ha sido el caso en Kilauea durante los últimos 200 años.