AGENCIA
Monterrey.- El gobernador interino de Nuevo León, Luis Enrique Orozco, quien asumió sus funciones en las primeras horas de ayer, se vio impedido de concretar sus primeros eventos en el cargo, enfrentando desafíos en su agenda inaugural.
Como parte de sus actividades programadas, Orozco se trasladó al Campo Policial número 1 de Fuerza Civil con la intención de realizar una revisión a los elementos de esa corporación. Sin embargo, el gobernador interino no logró llevar a cabo dicha revisión, ya que al llegar al lugar alrededor de las 7:00 horas, el comisario Gerardo Escamilla le informó que no se le había notificado su asistencia.
Casi dos horas después, Orozco se dirigió al Palacio de Gobierno para una reunión con los secretarios del gabinete, pero se encontró con el inmueble cerrado, y los secretarios del gabinete ausentes.
“Estaba prevista una reunión con los secretarios para conocer el estado general que guarda la administración; esta decisión le fue comunicada al secretario general de Gobierno, pidiéndole que él fuera el conducto para notificar a las y los titulares (…), el palacio está cerrado”, expresó Orozco ante el desaire.
Ante esta situación, el gobernador interino manifestó su preocupación y señaló que tomará medidas adecuadas si la falta de respuesta resulta en una grave afectación al servicio público.
Orozco, quien asumió el cargo tras la licencia solicitada por Samuel García, subrayó su compromiso de seguir el mandato otorgado por el Congreso local y la Suprema Corte de Justicia de la Nación para evitar caer en desacato.
“No ejercer el encargo sin dar informe a la autoridad correspondiente significa responsabilidad administrativa, incluso penal, y no voy a incurrir en ella”, afirmó el gobernador interino.
Además, Orozco expresó su intención de buscar un acercamiento con las fuerzas políticas del Congreso estatal y los presidentes municipales, ofreciendo la posibilidad de tener reuniones para restablecer el diálogo en beneficio de la población.
