AGENCIA
EEUU.- La sorpresiva derrota de la vicepresidenta Kamala Harris ante el republicano Donald Trump ha generado un examen de conciencia en el Partido Demócrata y una ola de críticas que revelan fisuras dentro del partido. La mañana del miércoles, líderes y votantes demócratas expresaron su decepción y cuestionaron la gestión de la campaña, en particular por la decisión de Joe Biden de competir en las elecciones, a pesar de las dudas sobre su estado de salud.
Harris, quien se unió a la contienda hace solo tres meses tras la salida de Biden, no logró consolidar el apoyo de dos grupos clave: los jóvenes y las mujeres. Datos de encuestas a pie de urna de Edison Research mostraron que Trump aumentó su porcentaje de apoyo entre votantes menores de 45 años y mujeres en comparación con 2020, lo cual debilitó las esperanzas demócratas de capitalizar estas bases electorales. La campaña de Harris, que apostaba por una narrativa de inclusión y justicia social, no logró resonar lo suficiente con estos sectores.
La derrota de Harris marca la segunda pérdida significativa de los demócratas frente a Trump en las últimas tres elecciones, tras la derrota de Hillary Clinton en 2016, lo cual ha planteado preguntas sobre el futuro y la estrategia del partido. Bill Ackman, un importante donante y gestor de fondos de cobertura que apoyó a Trump en 2024, criticó duramente al partido en redes sociales, señalando que los demócratas “mintieron al pueblo estadounidense sobre la salud cognitiva del presidente” y no permitieron una primaria para encontrar un reemplazo.
Además, la postura de Harris y Biden respecto a Israel, durante el conflicto en Gaza, generó divisiones entre los demócratas, especialmente entre sectores progresistas que reclamaban una postura más crítica y cautelosa sobre la asistencia militar. Esta fractura interna afectó el apoyo del ala izquierda del partido, un segmento clave para movilizar votos.
Trump, por su parte, aprovechó temas sensibles como la migración, captando votantes en bastiones demócratas como Connecticut y Massachusetts. Asimismo, ganó con facilidad en estados que los demócratas creían competitivos, como Georgia y Carolina del Norte, y logró un mayor respaldo entre los votantes latinos.
Los próximos días se anticipan difíciles para el Partido Demócrata, que enfrenta una crisis de identidad y de liderazgo. Mientras tanto, Harris permaneció en su residencia en Washington, mientras cientos de simpatizantes esperaban en su alma mater, la Universidad Howard, donde la campaña había montado un centro de prensa, confiando en un posible recuento de votos.