Ixhuatlancillo.- Cada año son menos las personas que salen a las calles a cantar y bailar el tradicional viejito durante la tarde-noche del 31 de diciembre, sostuvo el músico originario de esta región, Fernando Calixto.
El entrevistado refirió que por décadas constituyó una tradición que iniciaba desde el 29 del último mes del año, grupos de músicos se hacían acompañar de una mujer y un hombre caracterizados de viejita y viejito, quienes bailaban al son de la melodía típica.
“Denle su veinte, para su aguardiente”, es una de las frases del canto popular que caracteriza a la cultura mexicana al despedir al año que se va, destacó el integrantes de la Unión de músicos.
Recordó que con el paso de los años, la globalización modificó este tipo de prácticas culturales, porque ahora a las nuevas generaciones les da vergüenza salir a cantar este tipo de expresiones, típicas de la temporada.
Por otro lado reconoció que antes la finalidad era preservar las costumbres, pero ahora si lo realizan es para apoyarse en la economía familiar, porque la situación es cada día más difícil en los municipios indígenas de la zona.
Entre hoy y mañana, alguien podría cantar afuera de su vivienda entonando la frase: “Una limosna para este pobre viejo, que ha dejado hijos, que ha dejado hijos para el año nuevo”, mencionó.
Prácticas
En algunos lugares, todavía es posible observar a jóvenes y adultos desfilar por las calles de las colonias llevando el tradicional viejo, entre los participantes hay alguno que sólo utiliza un pañal y una mamila que le cuelga al cuello para simular al Año Nuevo que llega.
A la media noche, las familias queman en las esquinas de sus casas un muñeco como símbolo del período que se va, lo confeccionan con ropa usada y lo rellenan de aserrín, periódico, y en algunos casos con cohetes que detonan mientras los ciudadanos se abrazan, bailan o gritan al ritmo de música alegre.
Al terminar, con el olor a humo y pólvora, las familias ingresan a sus hogares para seguir con la cena y recibir el nuevo ciclo que comienza.