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Agencias
México.- Jaime Esparza, fiscal federal del Distrito Oeste de Texas, dejó su cargo tras más de dos años en funciones y haber dirigido 41 mil procesos penales. Durante su gestión, desmanteló una red de tráfico de armas que enviaba piezas de fusiles AR-15 desde EE.UU. a México, donde eran ensambladas en Monterrey. La investigación, aún en curso, señala que las partes eran transportadas por contrabandistas y que un empresario regiomontano, cuyo nombre no ha sido revelado, recibió asesoría legal para establecer la fábrica clandestina.
En este caso, dos mexicanos ya fueron sentenciados, mientras que Chandler Britain Bradford, señalado como líder de la operación, enfrenta un juicio con cargos que podrían llevarlo a 20 años de prisión. Documentos de la Corte detallan que Bradford envió suficientes piezas para ensamblar 4,800 rifles semiautomáticos y recibió más de 3.5 millones de dólares por su operación ilegal. A pesar de la cooperación con EE.UU., la Fiscalía General de la República de México no ha informado sobre investigaciones o detenciones relacionadas con esta red.
El tráfico de armas ha sido una prioridad para Esparza, quien también sentenció a individuos vinculados con el contrabando de armas hacia Canadá y el tráfico de fentanilo. Su salida se da en un contexto de cambios administrativos tras el fin de la misión de la Mesa Redonda sobre el Combate al Tráfico de Armas, en la que autoridades de EE.UU. destacaron este caso como un ejemplo de las acciones para frenar el flujo de armamento a grupos criminales en México.
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