Por: CATÓN / columnista
El doctor Wetnose, ginecólogo, extendió una receta a su bella paciente y luego le dijo: “Además de tomar este medicamento deberá usted abstenerse de tener relaciones sexuales con su esposo durante dos semanas. ¿Cree usted que pueda hacer eso?”. “Claro que sí, doctor –aseguró ella-. Tengo bastantes amigos”… Caía ya la tarde cuando Himenia Camafría, madura señorita soltera, abordó en la calle a un guapo boy scout. “Dime, joven discípulo de Baden-Powell –le preguntó melosa-. ¿Ya hiciste tu buena obra del día?”. Respondió el muchacho: “Ya”. Inquirió con tono sugestivo la señorita Himenia: “¿Y la de la noche?”… Los enamorados novios se iban a casar, y fueron a ver el que sería su nidito de amor. Ella le dijo a él: “Cómo ves, la casa tiene sala, recámara y cocina. Escoge una de esas tres habitaciones. Sólo en una de ellas puedo ser buena”… Simpliciano se casó con Pirulina. Al empezar la noche de bodas le preguntó, solemne: “Dime, esposa mía: ¿soy yo el primero con quien haces esto?”. Respondió, impaciente, Pirulina: “¡Carajo! ¿Por qué todos los hombres hacen la misma estúpida pregunta?”… Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, les comentó a sus amigos: “Cuando salgo de vacaciones siempre llevo a mi esposa. Así se me hacen más largas”… Para bajar el telón de esta columnejilla narraré ahora “El Chiste más Malo en lo que va del Año”. Si yo estuviera en el lugar de mis cuatro lectores me abstendría de leerlo… Sonó el teléfono de la embajada y preguntó una voz: “¿Hablo a la embajada de Laos?”. “Así es” –dijo el que contestó. Pidió el que llamaba: “Por favor me manda uno de vainilla”. (¡Uta! ¡Un chiste más como ése y mis cuatro lectores quedarán reducidos a dos!)… FIN.