Por CATÓN / Columnista
Grande fue la sorpresa de don Avilano cuando se percató de que la sexoservidora con la que fue al hotel no era sexoservidora, sino sexoservidor. Antes de que el atónito señor pudiera pronunciar palabra le dijo el travestido: “Usted también dio un nombre falso en la administración”… Babalucas pagó su cuenta en el restorán y se dispuso a salir. Le preguntó al mesero que lo atendió: “¿Viste dónde dejé mi sombrero?” Le indicó el muchacho: “Lo trae usted puesto”. “Ten esta propina extra –lo premió Babalucas-. De no ser por ti me habría ido sin él”… En la zapatería el irritante cliente se probó 18 pares de zapatos, y al final no compró ninguno. El dueño del establecimiento le hizo un extraño obsequio: le regaló un condón. Le explicó al indeseable sujeto: “Es una promoción que tenemos para que no sigan naciendo clientes como usted”… El pasado martes fue un día malo, muy malo para López Obrador, para Morena y para la autollamada –y mal llamada— 4T. En cambio fue un día bueno, buenísimo, espléndido, para México, para la democracia y para las instituciones y la ley. En sendas decisiones que no dudo en calificar de históricas, el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación confirmó las determinaciones del INE en el sentido de anular las candidaturas de Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón a los gobiernos de Guerrero y Michoacán, y de impedir la sobrerrepresentación del partido de AMLO en la Cámara de Diputados. Desde luego, la resolución de los magistrados encrespó a López, para quien cualquier dictamen que no lo favorezca es resultado de la corrupción, agravio personal o acto de provocación. No cabe duda, sin embargo, de que tanto el INE como el Trife resistieron las embestidas del Presidente y defendieron la integridad de las instituciones frente al acoso y el continuado hostigamiento del absolutismo presidencialista. Con eso hicieron revivir la esperanza que muchos ciudadanos abrigamos en que las ilegalidades de AMLO tendrán un valladar que evite que los caprichos y dogmas del populismo demagógico sigan causando daño a México. Una cosa he de reconocerle a López Obrador. Tras los dictámenes del Trife no llamó a sus partidarios a la confrontación ni a la violencia, sino al acatamiento de la resolución y a la participación en las contiendas electorales con apego al orden y a la legalidad. La evidente derrota de López Obrador es una gran victoria para México y para la causa de la democracia. Aplaudo al INE y al Trife. Han fortalecido mi confianza en que la patria estará por encima de la amenaza que representa un Poder Ejecutivo con tendencias dictatoriales. Aguardemos ahora el final del caso Zaldívar, situación que sigue perturbando al país por el culpable silencio de ese magistrado, quien con especiosos y deleznables argumentos ha eludido su responsabilidad ante la ley y ante la nación… “No hay hombre perfecto” –declaró el conferenciante. “Sí lo hay –lo rebatió un pequeño señor-. Sé de uno más sabio que Einstein, más bueno que San Francisco, más talentoso que Anthony Hopkins, mejor golfista que Tiger Woods y más guapo que Brad Pitt”. Le preguntó el conferencista: “¿Conoce usted a ese hombre?”. “No –replicó el señorcito-. Pero me casé con su viuda”… Don Poseidón llegó a su casa. Al entrar ¿qué vio? A Glafira, su hija, celebrando con su novio sobre la alfombra de la sala el H. Ayuntamiento. (Así se llama en lenguaje coloquial el coito). No esperó el lascivo galán a que el progenitor de su dulcinea se recuperara de su estupefacción. Le dijo: “No vaya a pensar mal, señor. Glafira y yo estamos ensayando para nuestra
noche de bodas”… FIN.