Por Catón / Columnista
Se consumó aquel desigual trance de erotismo. Él tenía 70 años; 35 ella. Al terminar el episodio la dama le recordó al caballero: “Me prometió usted que si hacía esto me daría sus ahorros de 20 años”. Respondió con voz feble el carcamal: “Te los acabo de dar, linda”… Don Leovigildo se sentó a desayunar. Sobre la mesa puso un extinguidor de fuego. “Ay, Leovigildo –le dijo con voz de queja doña Lumia, su señora-. ¿Nunca me vas a perdonar que una vez se me hayan quemado un poco las tostadas?”… En la fiesta Rosibel le comentó en voz baja a Susiflor: “Mira qué bonita tiene la silueta aquel muchacho”. También con voz muy queda acotó Susiflor: “Lo que le ves no es la silueta. Es el llavero que trae en el bolsillo del pantalón”… Una de las primeras cosas que las tiranías hacen es adoctrinar a los niños de modo que sus mentes se adapten a los designios del tirano. Lejos de mí la temeraria idea de sugerir que López Obrador es un tirano, pero no cabe duda de que algunos de sus procedimientos tienen visos de tiránicos. Eso de modificar los contenidos de los libros de texto gratuitos para poner en ellos la ideología de la 4T es otra ominosa muestra del absolutismo del régimen, y de su tendencia a dominar las conciencias, ya sea comprándolas con dádivas o imbuyendo en los escolares una visión de la historia mexicana que, según todos los indicios, será falsa y maniquea. Dice el lugar común que los vencedores hacen la historia. La deshacen más bien; la desvirtúan y falsean. Todo indica que los cambios a dichos textos se habían hecho ya por ideólogos del régimen a petición de persona interesada, y que eso de la participación de especialistas en la modificación de los libros fue mera simulación, como otras tantas de la 4T. Es poco verosímil que en unos cuantos días se hayan escrito nuevos textos. He aquí otra tendenciosa acción de esta nueva mafia del poder. La sociedad civil debe mantenerse alerta y participativa ante el rumbo que están dando al país supuestos izquierdistas anclados en rancias ideologías superadas ya en el mundo… Doña Loretela le comentó, orgullosa, a su amiga Claritina: “Mi marido me es absolutamente fiel”. “Yo puedo decir lo mismo –respondió la amiga-. El que me engaña a veces es mi esposo”… La señora de Babalucas dio a luz. El feliz padre se puso a repartir puros entre sus compañeros de oficina. Le dijo a uno: “Mi esposa tuvo un bebé. Ten este puro”. Quiso saber el compañero: “¿Hombre o mujer?”. Babalucas se asombró: “No sabía yo que los puros tuvieran sexo”… La lección iba a tratar acerca de animales como la cebra, el asno y el caballo, que tienen en las extremidades inferiores un solo casco. El maestro les preguntó a los niños: “¿Saben ustedes qué es un solípedo?”. Pepito aventuró la respuesta: “¿Un ebrio solitario?”… Zozobró el barco, y dos de los pasajeros, mujer y hombre en edad de ejercer, fueron a dar a una isla desierta. Al principio él se portó como todo un caballero, pero bien pronto las urgencias naturales se impusieron sobre los convencionalismos sociales, y el galán empezó a hacerle a su pareja demandas de libídine que ella rechazó enérgicamente. Esa energía, sin embargo, fue amenguando conforme surgían en la dama las mismas apetencias de su compañero. La naturaleza es una misma para todos. Por fin accedió a hacerse accesible, y vino a suceder lo inevitable. ¿Qué hizo él al terminar aquel suceso? Escribió algo en un papel y lo metió en una botella que de inmediato arrojó al mar. Con voz lamentosa se quejó ella: “Cómo eres malo, Pitorrango. Me juraste que no se lo contarías a nadie”… FIN.