Agencias
México.- Ana Gabriela Rubio Zea, una mujer que dejó atrás su carrera en ingeniería aeroespacial para involucrarse en el mundo del crimen organizado, se ha convertido en una de las colaboradoras más importantes de los “Chapitos”, los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Según investigaciones de la DEA, Rubio Zea desempeñó un papel clave en el tráfico de fentanilo, conectando al Cártel de Sinaloa con proveedores de precursores químicos en China, fundamentales para la fabricación del opioide sintético.
A lo largo de su carrera como intermediaria, Rubio Zea utilizó su red de contactos en China para asegurar el suministro de productos químicos necesarios para la fabricación de fentanilo, que luego serían transportados a México y, finalmente, a los Estados Unidos. Según las autoridades, Gaby (como se la conoce en el círculo criminal) estaba a cargo de negociar contratos y facilitar la venta de precursores químicos, como la 1-BOC-4-piperidona, sustancia clave en la producción de fentanilo.
Aunque inicialmente la joven guatemalteca parecía tener una vida de lujo, viajando por Europa, Estados Unidos y China, su verdadera ocupación era mucho más oscura. En sus redes sociales, mostraba una vida de clase alta, pero bajo esa fachada, se encontraba profundamente involucrada en actividades ilícitas. A través de una empresa de importación y exportación que ella controlaba, Rubio Zea coordinaba el envío de los productos químicos hacia el Cártel de Sinaloa, siendo parte fundamental de la cadena de suministro de fentanilo.
Rubio Zea fue detenida en Guatemala en marzo de 2023 y, tras varios meses de espera, fue extraditada a Estados Unidos, donde enfrenta cargos por conspiración para manufacturar y distribuir fentanilo, además de lavado de dinero. A pesar de las pruebas en su contra, incluida una serie de conversaciones intervenidas con sus socios chinos, Gaby se declaró inocente, aunque las autoridades aseguran que su colaboración con el Cártel de Sinaloa fue fundamental para desatar la crisis de fentanilo en Norteamérica.
La detención de Gabriela Rubio Zea refleja cómo el tráfico de fentanilo se ha globalizado, involucrando tanto a carteles mexicanos como a redes de distribución internacionales. La mujer guatemalteca jugó un papel crucial en este complejo sistema, conectando a los “Chapitos” con empresas chinas y facilitando la entrada de los precursores químicos a México. A medida que su caso avanza en los tribunales, el futuro de Rubio Zea dependerá de si decide colaborar con las autoridades estadounidenses o enfrentarse a las consecuencias de sus acciones.
La historia de Ana Gabriela Rubio Zea es un ejemplo del cruce entre el crimen organizado y el comercio global de sustancias ilegales. Su ascenso en las filas del Cártel de Sinaloa y su conexión con las empresas chinas subraya el papel cada vez más relevante de las mujeres en organizaciones criminales transnacionales. A medida que el juicio continúa, se espera que su caso arroje más luz sobre la operación de los “Chapitos” y su red de tráfico de fentanilo.
