Con pincel en mano y un mandil con varias gotas de pintura que enmarcan su pasión, nos recibe con una sonrisa orgullosa de sus creaciones, quien al preguntarle que significa para ella la pintura, en unas palabras nos responde: “Yo pinto lo que me nace del corazón”, mientras nos señala que es dentro de su pecho de donde emerge la inspiración para todas esas creaciones que yacen sobre la mesa repleta de sillas, botellas, lienzos e infinidad de coloridos objetos que cuentan una historia en la que Dany ha plasmado diseños únicos.
Una joven de 17 años que día a día lucha con el Trastorno del Espectro Autista (TEA), una enfermedad que pese a lo complicado que es, apoyada cien por ciento por su mamá Heri Bruno y su tía Susy Castillo, han sabido canalizar de manera positiva en la vida de la artista.
“En Córdoba no existe un lugar especializado con gente preparada para apoyar estos casos, pero nosotros no dejamos de apoyar a Dany en lo que la hace feliz, ella pinta de día, tarde y noche, es su pasión”, nos comenta su tía mientras con la mirada fija aprecia los colores naranja y amarillo que pinta sobre un atardecer. Los dragones son lo que a ella más le gusta, los tiene en diferentes técnicas: acuarela, acrílico y hasta hechos con café, estos seres fantásticos son parte de sus más sorprendentes obras. Mientras los demás creerían que ella tiene espacios o lapsos de silencio, es realmente un universo de ideas que giran en torno a su mente, la cual siempre está creando y esto se va materializado en las fabulosas obras que más de un cordobés tiene ya en la sala de su casa. La talentosa artista considera oportuno compartir con decenas de niños el amor al arte y ayuda a difundir la cultura en sus clases impartidas en el Jardín del Arte.
Hoy se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, una fecha que debería ser importante para todos porque existen en nuestro propio entorno cientos de niños que sin saberlo sufren diariamente de discriminación, bullying y muchas otras cosas, “no ha sido sencillo, porque no sólo es el problema de la aceptación de la sociedad, sino también las terapias son muy caras, es un gran esfuerzo, pero mi Dany lo vale, porque estoy feliz de que Dios me eligió para ser su madre”, comenta Heri Bruno, quien ha luchado incansablemente por darle una vida maravillosa y esa felicidad que vive se ve reflejada en cada una de sus obras.