NAHÚM BASTIAN
EL BUEN TONO
CÓRDOBA.- Entre lagrimas causadas por la impotencia y el dolor, porras, pirotecnia y aplausos; familiares, amigos y pobladores de la localidad de La Patrona, despidieron a Jonathan y a Eduardo, los menores de edad que perdieron la vida el pasado viernes a manos de elementos de la Fuerza Civil. Un gran número de personas abarrotaron el atrio de la iglesia donde se llevaba a cabo la misa de cuerpo presente alrededor de las 14:00 horas, para elevar sus oraciones por el eterno descanso de los finados.
Durante la misa, el sentimiento de tristeza era evidente, los padres de los menores no contenían su llanto y abrazaban los féretros situados al centro del templo donde el padre oficiaba la ceremonia. Al salir, los habitantes del lugar se reunieron para regalarles un minuto de aplausos; sin embargo, el emotivo momento fue interrumpido por los gritos de: ¡asesinos! ¡No queremos a la Fuerza Civil! Y ¡Ningún fuego cruzado, fueron balas del Estado! Compañeros de escuela de las víctimas sostenían carteles con la leyenda ¡Eran estudiantes, no
delincuentes!
“Ojalá el Presidente de la República nos escuche, porque no fueron buenos para solucionar este delito hecho por su Policía, pero sí pudieron venir a dispersar nuestra manifestación que es un derecho y por eso nos rociaron con gas lacrimógeno y lanzaron balazos al aire; exigimos que se castigue a los culpables”, aseveró un
presente.
Poco después, dio inicio la marcha fúnebre cuyo destino era el Panteón Municipal, la última morada de los primos, quienes a decir de sus deudos, se fueron juntos como siempre andaban, “vamos a limpiar tu nombre, mi amor, vete tranquilo que aquí no descansaremos hasta que tu muerte no quede impune”, susurraba la tía de Jonathan al ataúd, mientras los amigos lo rociaban con confeti y agua bendita. La fosa, fue hecha para que ambos féretros ocuparan el mismo espacio.
El padre de Eduardo no resistió y de un momento a otro por la impresión, se desvaneció. Tras una ovación de los presentes, quienes soportaron los intensos rayos del Sol mientras se realizó el sepelio, uno a uno fueron retirándose del cementerio para dar paso al amargo momento en el que únicamente los familiares de Jonathan y Eduardo permanecieron junto al sepulcro.