Orizaba.- Sin un adiós o un hasta luego, amigos y familiares se pudieron despedir de la hija, madre y amiga a quien le fuera arrebatada la vida la noche del pasado miércoles.
Karina Patiño Juárez, la joven trabajadora de una distribuidora de telefonía, fue sepultada en el panteón municipal “Juan de la Luz Enríquez” la tarde de ayer.
Las ilusiones, las inmensas ganas de trabajar día a día para brindarle un bienestar a su hija —estudiante de secundaria— le fueron truncadas por un solitario sujeto que desenfundó de entre sus ropas el arma y le disparó.
Minutos antes de la 11:00 horas, el cortejo —encabezado por la hija de la finada y por sus queridos padres— salió de la agencia funeraria ubicada en las inmediaciones de la Plazoleta de los Dolores, donde fue velada una noche antes.
Posteriormente, se dirigió hacia la iglesia de San Juan de Dios, donde fue oficiada la misa de cuerpo presente, ahí el párroco, amigo de la familia, mencionó que la muerte es algo que nos rodea a todos los seres humanos.
El sacerdote también mencionó que la muerte es más difícil en estos tiempos, pues Karina fue víctima de violencia y la impunidad que se vive hoy en día. Enseguida, bendijo el ataúd y despidió con un aplauso a la vecina de la zona.
En punto del mediodía, la carroza con los restos mortales de Kari —cómo era llamada cariñosamente por sus amigos y sus compañeros de trabajo— y más de un centenar reunidos para despedir a la joven trabajadora, se enfilaron sobre la avenida Oriente 6 hasta el panteón, donde finalmente descansará la hija, madre y amiga.
Ya no estará, su ausencia duele… y mucho… pero sin duda, El Creador mitigará el dolor; ella siempre vivirá en el corazón de sus seres queridos.
Hasta siempre…