Jerusalén.- Miles de cristianos de todo el mundo rememoraron el “viacrucis” de Jesucristo en la Vía Dolorosa de Jerusalén, un recorrido establecido por Santa Helena en el siglo IV en el que este viernes de Pasión se podían observar tantas cruces como armas.
Desde primera hora de la mañana, efectivos de la Policía y del Ejército de Israel tomaron los principales accesos a la ciudad vieja y cerraron al paso múltiples calles, en particular aquellas en las que se cruzaban los accesos a los lugares santos islámicos y judíos con la devota arteria cristiana.
Rodeado de los frailes de su orden, y seguidos todos ellos por fieles peregrinos llegados desde lugares como España, Colombia, Rusia o Filipinas, el franciscano aprovechó la oración de la Quinta Estación -Jesús encuentra al Cirineo- para establecer un paralelismo entre los acontecimientos de entonces y la actualidad.
Llegados a la iglesia del Santo Sepulcro, el fervor -y el dispositivo de seguridad- cobraban un grado inusitado, con miles de peregrinos luchando contra el calor, los empujones, los soldados y la estrechez de la puerta que conduce a la plaza del calvario.
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