Los comerciantes del mercado de abastos en Morelia enfrentan un nuevo desafío con la comercialización del limón, especialmente el proveniente de Apatzingán y Buenavista, Michoacán. El aumento en los precios y las amenazas de extorsión de grupos delictivos han llevado a muchos a buscar alternativas, como el limón de Colima o la variedad Persa, provenientes de otros municipios de la región.
El reciente paro de actividades en al menos 15 de las 32 empacadoras de limón en Apatzingán ha afectado significativamente la cadena de suministro. Martín Rosales, comerciante limonero, explicó que desde hace dos semanas el precio del limón ha subido drásticamente, lo que ha reducido la demanda entre los consumidores. “Es muy poco lo que se está ganando ahorita, muchos ya dejaron de comprar y vender limón de Apatzingán”, comentó Rosales.
El problema no se limita solo al precio. El fruto, al no venderse, cambia de color y sabor, obligando a los comerciantes a devolverlo a Apatzingán para extraer su jugo en molinos especializados. Sin embargo, estos molinos también han cerrado sus puertas debido a la violencia y las extorsiones, lo que ha dejado a los limoneros en una situación desesperada. “El limón amarillo ya es pérdida, ya no se puede vender ni siquiera en los molinos”, lamentó Rosales.
Ante esta crisis, el sacerdote Gregorio López, conocido como el “Padre Goyo”, ha señalado al alcalde de Apatzingán, José Luis Cruz, de no tomar acción frente a la ola de violencia que ha paralizado el municipio. Por su parte, la Secretaría de Seguridad Pública ha informado que la Guardia Civil continúa operando en las zonas afectadas de Tierra Caliente, con especial atención en Cenobio Moreno, Santa Ana Amatlán y Chandio.
Esta situación refleja la grave crisis económica y social que afecta a los productores y comerciantes de limón en Michoacán, quienes buscan desesperadamente una solución ante la creciente inseguridad y las pérdidas económicas.
